Un camino más excelente: el amor

Un camino más excelente: el amor

Una característica inequívoca de este tiempo es el enfriamiento del amor, motivo incuestionable del aumento de la iniquidad. Es noticia constante el auge adquirido por el tráfico de drogas y, como consecuencia de ello, la comisión de los más despiadados asesinatos.

El hombre es indigno de confianza. No sólo hace esas cosas sino que da aprobación a quienes las practican. Lujuria, lascivia, pasiones desordenadas, son ya práctica común. Los corazones se han endurecido porque estamos lejos de Dios, de Aquel que nos muestra un camino mucho más excelente: el amor. El amor es una decisión, debemos expresarlo y basar en él las relaciones, en ese amor que da sin esperar nada a cambio, que todo lo soporta porque sabe que Dios nos perdona constantemente nuestras faltas y errores y si Él lo hace, cómo no hacerlo nosotros.

Es el amor que, en medio de la prueba, nos hace fuertes y capaces de acercarnos a Dios y en Él fortalecernos, que nos hace pacientes y nos permite padecer sin quejarnos, seguros de que, por ser Dios nuestro Padre y amarnos como nos ama, el tiempo difícil pasará. Aunque no veamos salida, esperamos confiadamente, ya que Aquel que hizo la tierra y todo lo que en ella hay, tiene el control de nuestras vidas.

Es amor de Dios, incondicional, que denota una invencible benevolencia y una irreductible voluntad, que siempre busca el bien de la otra persona.

Es el amor que mostró Jesús al entregarse, para que la humanidad, al aceptarlo en el corazón como Señor y Salvador, viviera una eternidad al lado de Su Padre. Es el amor que nos hace vivir por Su palabra, creyendo que nos ha dicho: No temas, porque Yo estoy contigo, no te dejaré ni te desampararé. Es ese inconfundible sentimiento que nos hace humildes, mansos, que evita que nos enfoquemos en las debilidades de las personas, permitiéndonos valorar sus cualidades. Podemos lograrlo. Sólo es necesario pedirle a Dios que sane nuestro corazón, que extraiga indiferencia y maldad, que elimine toda sequedad, que derribe el orgullo y el rencor.

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