Un chisme de oficina

Un chisme de oficina

–¿Qué pasa, Indiana? No me digas que nos ha vuelto a visitar el señor Partenio Rompert. –No; señor Custodio, es un joven que trabaja en el despacho del almacén; siempre ayudaba al licenciado Zaphiro al mantenimiento del inventario perpetuo; quiere verle a usted para contarle algo. –¿Cómo se llama el muchacho? –Le dicen “Escopeta” porque es muy diligente y cumple las órdenes a cabalidad. –Hazlo pasar, Indiana. Cuando Custodio levantó la cabeza de sus papeles se encontró con un mozo esmirriado de ojos asustados; se mantenía de pie, con las manos enlazadas y la boca apretada. –Dígame joven, que le trae por acá; puede sentarse.

–Señor Custodio, desde hace seis meses quería venir donde usted; pero no me atrevía; vacilaba y me arrepentía. Yo estoy muy agradecido de todo lo que me han enseñado aquí; he aprendido a trabajar gracias al señor Arnulfo. Su muerte me ha dolido como si fuera de mi familia. Usted sabe que esta calle no tiene salida; al fondo venden refrescos y empanadas. Algunos de nosotros vamos a ese lugar a medio día a comer algo. El caso es que allí he sabido lo de Lolona Barbosa, la vecina que provocaba todos los viernes al señor Arnulfo.
–¿Cómo es eso de que lo provocaba todos los viernes? –Cuando él entraba al almacén, Lolona estaba parada en la acera de enfrente, en “shorts”, y le decía: “oye, deja de mirar los libros y mirame a mí”. –¿Qué importancia tiene ese chisme ahora, si Zaphiro ya está muerto? –Señor, lo he contado para que pueda conocer algo de esa mujer tan atrevida que tenemos en el vecindario. En este almacén todos la conocen; pero no le hablan de estas cosas a usted.
–Pero lo importante no es eso, señor Custodio. La mujer que vende las empanadas asegura que Lolona pagó dos mil pesos –que seguramente se los dieron en la banca de apuestas– a la cocinera de la casa del señor Arnulfo. –¿Y para qué? –Para que saliera en “panties” fuera de su habitación y molestara a la esposa de Arnulfo. Doña Edelmira botó a la cocinera. ¡Quería hacer sufrir a un hombre enfermo del corazón y encelar a una mujer decente!

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