Un número importante de agrónomos está cruzado de brazos, en preocupante inmovilidad en un país que ve subir los precios de los alimentos de origen vegetal más demandados por la población.
Al criterio de ese conglomerado técnico, existe también en muchos campos la inacción de los medianos y pequeños agricultores carentes de apoyo para reasumir sus roles de proveedores.
Excluidos de programas que promuevan siembras de ciclos corto y mediano. Necesitados de simientes en gratuidad o bajo costo y a crédito y de que se sientan la asesoría profesional, el suministro de agroquímicos para cultivos y la perforación de pozos, recursos y protagonismos que debe aportar el Estado.
En particular, los predios de reforma agraria, de anterior importancia en la producción de arroz, necesitan de inmediato la mano amiga del Gobierno.
No es que la explotación agrícola y sus complementos pecuarios agonicen, pues el desarrollo productivo a gran escala a mano de diligentes empresarios contribuye, a partir de gestiones modernas, a la creciente presencia de productos dominicanos en el exterior, renglones llevados a estándares apropiados para mercados de primera.
En crisis están, en gran medida, campesinos de poca tierra y carencias que les obligan a depender de acicates que provengan de instituciones públicas, constituyendo una franja subutilizada como fuente alimentaria para las ciudades dominicanas.