Un comprometido con la cultura dominicana

Un comprometido con la cultura dominicana

POR CLARA SILVESTRE
Odalís Pérez sueña con que todo el mundo visite las librerías, que se hiciera de la cultura un santuario, pero además que se contemple como un espacio para el debate y la producción, en donde niños, jóvenes y adultos se puedan manifestar a través de la literatura.

Aún más, que se convierta en un oficio no solamente de notables, sino de cualquier persona que entienda que a través de la literatura puede crear universos, mundos, visiones, lenguajes y que pueda desde esas creaciones hacer la vida más soportable y llevadera, donde pueda hacer lo social y real, más transparente.

Este intelectual dominicano cuenta con una gran producción literaria, que abarca más de un centenar de artículos publicados dentro de los aspectos relacionados con la historia cultural tanto dominicana como del Caribe y Latinoamérica.

Su espíritu vive en las aulas, entre los pupitres, las mentes y el corazón de sus alumnos. Una labor que realiza desde 1986, con entusiasmo, valentía, responsabilidad, y extraordinarios deseos de construir y edificar en las nuevas generaciones un real y sincero amor por las letras. 

Con sus marcadas ideas y propósitos, ha propugnado por proyectos educativos abiertos, interdisciplinarios, en un esfuerzo de lograr que la República Dominicana tenga otra cara en lo que respecta a ese profesorado, que imparte docencia y cuando se marcha a su casa, continúa con la labor de divulgación, de erudicción, crítica y estudio de lo que es la realidad cultural, que en su caso también hay que hablar de la realidad literaria y filosófica.

“Entonces, he tratado de dialogar, sobrevivir y de ser el profesor, el estudioso, el poeta, el artista, en fin esas cosas que convergen en un sujeto, y que quiere ponerlas al servicio de su comunidad”, destacó.

Odalís Pérez se inició en las labores docentes, siendo profesor de historia del teatro y literatura dominicana en la Escuela Nacional de Bellas Artes, cuando fue recomendado por el fenecido profesor Narciso González, quien dejaba el centro para irse a la UASD.

Desde ese entonces ya se veía como un joven inquieto, que publicaba poesía y se edificaba dentro del oficio de la literatura. Interrumpe el magisterio para realizar sus estudios en Europa, pero enseguida concluye, regresa y retoma la labor de la enseñanza en diferentes instituciones, tales como: la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), la Universidad Católica Madre y Maestra y el Colegio Calasanz.

Pero también descubrió que la educación cultural y la educación informal es incluso más productiva, y entonces comenzó a ofrecer cursos, charlas y seminarios, tanto en la capital como en las provincias, iniciando con lo que sería una labor de producción, rescate, elaboración de proyectos y manuales de libros.

 

 

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