Un compromiso por Santiago

Un compromiso por Santiago

El “Compromiso Santiago 2010-2016” es un buen intento por canalizar todo el potencial disperso de las organizaciones sociales hacia el objetivo de lograr el desarrollo integral de la región. Es una forma de demostrar que las fuerzas sociales que asumen este compromiso han vencido los factores de dispersión que se derivan de las disparidades de criterio en todos los órdenes, pero fundamentalmente en el político, que frecuentemente moldea sus prioridades en las coyunturas del momento.

La integración de los principales candidatos políticos, líderes de entidades empresariales, asociaciones, clubes  culturales, instituciones religiosas, científicas y académicas,  juntas de vecinos  y  organizaciones comunitarias denota que hay una unificación de criterios sobre las necesidades de Santiago y las vías para lograr cubrirlas. De este modo, el esfuerzo por el progreso tiene un impulso único por la suma de los esfuerzos de estos grupos de la sociedad.

Santiago tiene experiencia en materia de integración para canalizar planes de desarrollo. En otras oportunidades ha logrado concertaciones similares. Los resultados que ha obtenido de esta práctica han beneficiado a su sociedad. Esto nos inspira a proponer que el esquema del “Compromiso Santiago 2010- 2016” sea adaptado a otras regiones, para perseguir desarrollo integral.

Cero violencia es la consigna

La campaña electoral había marchado sin acontecimientos lamentables, pero ya en la recta final un incidente violento, que dejó tres personas heridas de bala, insertó una nota de preocupación. Peledeístas y perredeístas intercambiaron disparos la noche del lunes en el municipio de Guayacanes, San Pedro de Macorís, y los proyectiles alcanzaron a Félix Rafael Zapata de la Cruz, Marcos Antonio Castillo y Sandra Castillo, quienes fueron llevados al hospital doctor Antonio Musa.

Aún cuando grupos rivales coincidan en algún lugar, no tiene sentido que se agredan mutuamente. El ejercicio político ha adoptado métodos civilizados y pacíficos precisamente para desterrar la violencia. Además, son los votos, y no las balas,  los que dirán quién gana y quién pierde las elecciones. Los líderes de los partidos deben ponerse de acuerdo e instruir a sus activistas  para que supriman las provocaciones que conducen a incidentes violentos.

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