Hoy en día se habla mucho de la disciplina positiva, una propuesta de crianza que plantea a los padres no caer en los extremos de la tolerancia o de lo represivo, y que genera respuestas positivas en los hijos.

La educación de los niños es un tema que invade el corazón y la mente de los padres desde que su hijo es muy pequeño. Lo importante es saber crear un equilibro en casa, ser coherentes y constantes como padres.

1. Establecer objetivos claros. Es importante que sean compartidos por la pareja para seguir el mismo camino.

2. Enseñar cosas concretas. No sirve de mucho decirle al pequeño “pórtate bien, tienes que ser bueno o come bien”. Estas instrucciones son muy generales y los niños vienen al mundo sin saber lo que es bueno y lo que es malo. Las indicaciones concretas ayudan más, como por ejemplo, que al llegar a un lugar, debe saludar.

3. Dar el ejemplo. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, los niños jamás podrán aprender; sólo lograremos confundirlos y frustrarlos. Un padre no puede esperar que su hijo le obedezca levantando sus juguetes, si sus carpetas del trabajo están por toda la casa.