Un consenso por el empleo

Un consenso por el empleo

Un aspecto dramático de la crisis financiera es su efecto sobre el empleo. En Estados Unidos, por ejemplo, la recesión provocó más de medio millón de despidos en un solo mes. En nuestro país, una empresa de capital extranjero canceló recientemente novecientos de sus trabajadores.

La caída de la demanda de bienes y servicios, debida a la recesión, afecta la marcha de la industria y el comercio, y el despido es una de las consecuencias de este efecto. En un país como el nuestro, con alto índice de desempleo y subempleo, los efectos de la recesión pueden ser desgarradores. La provincia Monseñor Nouel lo está sufriendo en carne propia.

Le hemos tomado la palabra a los sectores que han mostrado preocupación por la preservación del empleo en medio de la crisis. La más reciente manifestación en este sentido ha sido de la Asociación de Representantes, Agentes y Productores Farmacéuticos, a través de su presidente, José Manuel Mallén. En su más reciente discurso, el Presidente Leonel Fernández expuso su preocupación por la  situación que comentamos al referirse al caso de la Falconbridge. Creemos que las voluntades a la vista son  una buena base para procurar un consenso entre el Gobierno y las organizaciones empresariales y sindicales con miras a trazar estrategias conjuntas que permitan disminuir las posibilidades de despido de trabajadores.

¿Un cacicazgo en La Altagracia?

Los desórdenes y paralización del tránsito provocados el miércoles en Higüey por choferes que reclamaban la excarcelación de uno de sus dirigentes, preso bajo acusación de haber amenazado a dos personas con una pistola, nos dejan una nueva muestra de la desnaturalización que han sufrido en este país la esencia del sindicalismo y el sentido de la legalidad. La ocurrencia parecería refrendar el vandalismo ejecutados en Santo Domingo por otro grupo transportista que exige violentamente franquicia en las rutas del Metro.

Estos desmanes ponen de manifiesto el carácter clientelista de las autoridades, que no se atreven a proceder con la ley en las manos contra estas fuerzas del caos organizado que podrían necesitar en época electoral. No hay que ser adivino para saber que  los actos vandálicos de Higüey, como los de Santo Domingo con la demanda de rutas del Metro, habrán de quedar impunes. En Higüey han vuelto a mandar los caciques.

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