Un contrapeso a los atropellos

Un contrapeso a los atropellos

El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, considera que en este país (en el que muchos son víctimas de arbitrariedades) se apela abusivamente al “Recurso de Amparo”, lo que indicaría que numerosos ciudadanos se refugian en tal mecanismo de preservación de derechos de forma exagerada, a veces sin fundamento, y por cualquier “quítame esta paja”. Deplorable proceder. Si en la actualidad la interpretación flexible de reglas permite a mucha gente excederse en la recurrencia a ciertos niveles del arbitraje jurídico, algo hay que hacer para evitarlo, aunque para ello fuere necesaria alguna  enmienda legislativa.

Lo que no podría ignorarse es que en estos momentos los medios judiciales ordinarios siguen siendo susceptibles de manipulación o de inducción al error o al  abuso  por las partes -incluyendo el Ministerio Público y la Policía- aún cuando honorables magistrados de lo contencioso pongan empeño en el cumplimiento de los códigos y de las exigencias de sus funciones. Hoy por hoy, el hombre común puede ser aplastado en sus derechos fundamentales como consecuencia de interpretaciones arbitrarias  e interesadas de quienes dicen vigilar el cumplimiento de las leyes o de quienes defienden inescrupulosamente sus intereses. Es imprescindible preservar alternativas debidamente instituidas contra acciones  judiciales y policiales.

Cortante y frustratorio

Desconcierta significativamente que después de importantes avances hacia la conciliación y de que un renovado liderazgo de los profesionales de la medicina asumiera  un explícito  discurso de conciencia y compromiso con los fines básicos del sistema sanitario, un destemple verbal  a nivel  ministerial   haya echado una pasta de jabón al sancocho.

Si la versión del doctor Senén Caba de que los médicos serían favorecidos próximamente con un aumento salarial de un 30% es, al menos,  una opción factible  a ser considerada con probabilidades  de ratificación en una fase más avanzada del diálogo ¿qué sentido tenía negarla   con énfasis descalificador   y de plano? ¿Por qué no esperar la dilucidación, cara a cara entre  las partes, para renegociarla? ¿Es que se prefiere revivir el juego de alimentar esperanzas para luego empeñarse en posiciones de desprecio a  legítimas aspiraciones de servidores públicos  primordiales?

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