Un contundente “no” al escarnio

Un contundente “no” al escarnio

Cuarentinueve años después del ajusticiamiento del tirano Rafael Trujillo, de manera tan espontánea como se manifiestan las cosas del sentir profundo, gente de este pueblo levantó su voz para expresar su desagrado, su ofensa,  por el intento de santificar acciones del tirano que provocaron inconsolable  dolor a la familia dominicana. Se pretendía abrir una brecha para colar por allí una infamia anti histórica de hechura interesada.

Lo que ha ocurrido con esto alcanza más dimensión que el simple impedimento de la circulación de un libro. Quedó de manifiesto con ese repudio un sentimiento de disconformidad de este pueblo por la mucha impunidad que ha amparado a autores y cómplices de crímenes, abusos y latrocinio cometidos durante  los 31 años de dictadura de Trujillo. Tolerar que, además, se pasara por alto una negación de la  historia, era soportar demasiado.

Hay quienes  dicen que el tiempo borra las huellas del camino, pero es obvio que medio siglo no será suficiente para borrar historias tan horrendas como las que escribió la tiranía con la sangre de este pueblo.  El intento por santificar el crimen debería inspirar el establecimiento  por ley de la no prescripción de los crímenes cometidos contra la patria. Mientras, quede de lección este alzamiento contra el escarnio.

Indiferentes y  descuidados

Mientras la naturaleza desata sus fuerzas, sacude pueblos y mata gente tan cerca como en Haití y tan lejos como Chile y Argentina, aquí continuamos indiferentes y descuidados, sin tomar medidas de prevención. No ha sobrepasado el ámbito de lo mediático la promesa de revisar las condiciones de seguridad sísmica de nuestras edificaciones más altas, o las más bajas pero muy frágiles, como es el caso de las escuelas, que por el sismo de Haití sufrieron daños de consideración.

Los terremotos en Haití, Chile y otras partes del mundo han debido hacernos poner la barba en remojo, en el entendido de que no somos inmunes a este tipo de fenómeno. Voces autorizadas como la Sociedad Dominicana de Sismología e Ingeniería Sísmica (Sodosísmica) han expresado preocupación por esta indiferencia, por esta manera de dejar al azar algo tan necesario como la prevención en un país con tantas estructuras de dudosa consistencia.

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