Tuve la oportunidad de entrevistar a José Ignacio Paliza, ministro de la Presidencia y presidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), en el almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio y aproveché el escenario para abordar tres temas de gran preocupación e indignación para la ciudadanía, cumpliendo el rol periodístico de ser intermediarios entre funcionarios y ciudadanos.
En primer lugar, lo cuestioné sobre el desorden que impera en el tránsito. Lo hice porque el Ministerio de la Presidencia tiene un capítulo amplio dedicado al tema del transporte, y este Gobierno ha realizado inversiones cuantiosas en infraestructura, como la extensión del metro, la construcción de nuevos teleféricos y la remodelación de la autopista Duarte. Sin embargo, no se han realizado esfuerzos significativos en cuanto a orden y disciplina.
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Nada logramos con tener nuevas y mejores vías si algunos conductores causan caos, entaponamientos y accidentes al circular en vía contraria, girar en carriles indebidos, estacionarse en calles angostas y de doble vía, o circular sin luces ni documentos. Todo esto ocurre sin consecuencias, incluso frente a agentes de la Digesett que se hacen de la “vista gorda” frente a estas infracciones y prefieren limitarse a sustituir a semáforos inteligentes que funcionan de maravilla. De modo que gestionar el caos vehicular es uno de los temas pendientes de esta administración.
Otro tema que planteé fue el de los privilegios congresuales, como el “barrilito,” el “cofrecito” y las dobles exoneraciones que reciben los legisladores. Una de las lecciones de la reciente discusión sobre la reforma fiscal es la necesidad de que el Gobierno revise la calidad de su gasto y elimine estos privilegios, que generan malestar en la población. De hecho, fue uno de los temas recurrentes en las vistas públicas.
No me explico cómo un partido que promueve la transparencia y la lucha contra la corrupción en el Poder Ejecutivo permite prácticas cuestionables en el Poder Legislativo, como el manejo de más de RD$250 millones anuales, que se usan hasta para concursos de bellezas, y la posibilidad de realizar importaciones de vehículos, que a veces son revendidas y usadas para traer automóviles de lujo. ¿Dónde está la coherencia? He aquí un reto pendiente para el partido de gobierno.
Finalmente, abordé, muy brevemente, el tema del drenaje. Es inaceptable que nuestras ciudades se inunden y el tránsito colapse cada vez que caen “dos gotas de agua”. Además, esta semana llega noviembre y en los últimos dos años ha sido un mes fatal en términos de pérdida de vidas, infraestructura y propiedades. Aunque este tema también involucra a los ayuntamientos, el PRM tiene mayoría en el poder municipal, por lo que no hay excusas.
Paliza fue evasivo y en más de una ocasión esquivó partes importantes de mis preguntas. Pero me atreví a plantearle estos tres temas porque hay medidas que se pueden tomar desde el Gobierno, que impactan de manera positiva en la vida de la ciudadanía y que no ameritan grandes recursos públicos, pero sí mucha voluntad política y a veces uno siente que el discurso del Gobierno va por un lado y el partido y algunos de sus dirigentes por otro.
A propósito de que la reforma constitucional puso de moda el concepto de “candados”, pienso que la necesidad de poner orden en el tránsito, eliminar los privilegios congresuales y solucionar el problema del drenaje son temas donde se deberían colocar candados a través de soluciones definitivas. ¿Le pondrá el PRM el cascabel al gasto? No lo sé, pero ojalá podamos romper con la costumbre de esperar que nos roben para entonces poner candado.