UN CORAZÓN DE PADRE

UN CORAZÓN DE PADRE

“Corona de los ancianos son los hijos de los hijos,

y la gloria de los hijos son sus padres”

Proverbios 17:6

La celebración del Día de los Padres suele pasar sin pena ni gloria.  Ni siquiera en la parte comercial suelen ser tan agresivos como la celebración del Día de las Madres. Me he preguntado el por qué, siendo el padre una figura clave en la familia, a sí mismo se ha desprestigiado con la cantidad de padres sin responsabilidad que abandonan a sus familias o sencillamente, no se ocupan de ellas.  Pero no podemos hablar de generalidad, porque lo cierto es que hay verdaderos padres que dan el todo por sus hijos. 

Pero, mucho más allá de lo ordinario, el padre moderno es sin dudas, un padre mucho más alejado y distante, obviando los importantes detalles del crecimiento de sus hijos y preocupado únicamente por el sustento material para su familia. Pero, ¿Dónde se ha quedado guardado el corazón del padre? Un corazón de padre es esa clase de actitud perseverante, tierna, que nutre, entrena, enseña, que no se da por vencida con la gente o las circunstancias, solo porque no aprende rápidamente.

Un padre debe deleitarse al enseñar a sus hijos a caminar o jugar a la pelota.  No debe enojarse con ellos solo porque no dominen los pasos la primera vez. Sigue trabajando y trabajando con ellos hasta que aprendan cómo hacerlo.  Un buen padre no se da por vencido con respecto a sus hijos.

Se compromete con ellos de por vida.  Sin embargo, hoy día el mundo en que vivimos ha trastocado las prioridades y los padres de hoy no tienen tiempo para dedicarles a sus hijos con constancia, el momento de enseñarles los valores más esenciales para sus vidas.  El reclamo del mundo  material los ha arropado, los ha secuestrado, tanto al padre como a la madre, dejándolos al cuidado de aparatos tecnológicos que esconden sus ausencias y los convierten en adictos de la virtualidad y alejados de lo esencial. 

Pero, cuando los padres se enfrentan a problemas de comportamiento de sus hijos, están totalmente perdidos en las causas y absolutamente convencidos de que no han fallado porque lo que hacen es por sus hijos. Un padre le dijo a su hijo: “Ten cuidado por donde caminas” y el hijo le responde: “Ten cuidado tú; recuerda que yo sigo tus pasos.”  Se olvidan de que ellos son su ejemplo a seguir, su modelo, y sus acciones y actitudes se van marcando en el corazón de sus hijos con tinta indeleble para toda la vida. 

No hay cosecha sin siembra. No hay buena cosecha sin cuidados, sin agua para refrescar la tierra, sin atención para quitar la mala hierba. Los  hijos son nuestra cosecha. Veremos pues, lo que hemos sembrado.  Y aquí, la frase perfecta: “Árbol que  nace torcido, nunca su rama endereza.” La buena noticia es que hay un súper Padre que hace posible las cosas imposibles, nuestro Padre Celestial. 

Siempre pendiente de nosotros como amoroso Padre al que podemos acudir en momentos de necesidad y quien responde nuestros ruegos cuando mostramos un verdadero arrepentimiento.  Porque Dios es amor incondicional, pero espera que nosotros, sus hijos, sigamos el camino correcto, profundicemos en la Palabra  de Dios, para que nuestra fe se fortalezca y  las promesas de Dios para nuestras vidas se hagan realidad. 

Esta pandemia ha permitido un acercamiento entre padres e hijos, un compartir que ha despertado el corazón de padre.  Ambos, padres e hijos, han descubierto importantes deficiencias y vacíos, y el “encierro” ha permitido acercarse y comprender la importancia de la buena siembra de valores y principios, y a llenar nuestra fuente interior de verdadero amor.  Así que, al término de este reto que enfrenta la humanidad, tenemos que salir fortalecidos, y los padres, conscientes del equilibrio apropiado entre familia y trabajo. Los animo a convertirse en buenos agricultores de su hermoso terreno familiar. 

Porque el buen agricultor se levanta cada mañana para chequear lo sembrado, se preocupa por humedecer la tierra, quitar la mala hierba, hasta que llega el día en que se ve premiado con una cosecha sana y abundante.  Inicie hoy a ser ese padre-agricultor, ese padre-maestro, ese padre-amor, y verá el resultado de su cosecha multiplicado en inmensas satisfacciones.  Nunca es tarde para iniciar un nuevo camino, porque Dios, nuestro Padre, con su enorme corazón, siempre estará con nosotros. Controle su vida, y si encuentra áreas que están fuera de equilibrio, pida a Dios que lo ayude a hacer los ajustes necesarios. Muy pronto verá los resultados.

En nuestra edición especial de Padres, dedicamos nuestra portada y entrevista central, a Luis Rafal Pellerano, quien junto a su numerosa familia, afirma convencido que “El compromiso de los padres en la educación, es inculcar valores”.  Pero además, interesantes reportajes, tendencias de temporada, el regalo ideal para papá, los valiosos mensajes de  nuestros colaboradores y las actividades y noticias más relevantes, harán de esta edición una agradable lectura.

Con nuestros mejores deseos para todos los Padres de nuestro país, nos despedimos hasta la próxima edición. ¡Que Dios les bendiga!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas