¿Un crepúsculo imperial?

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El mundo que nació a finales de la guerra fría está muerto y enterrado. Hoy, el estatus como superpotencia única de Estados Unidos, que espoleó a la administración Bush en su determinación de irse a la guerra en Irak, es menos importante. En cambio, EEUU tiene un mundo nuevo ingobernable en sus manos.

Esta, al menos, es el enfoque de algunos de los funcionarios y expertos internacionales más curtidos del mundo, que piensan que EEUU ha perdido poder e influencia, y que una era de incertidumbre está a punto de comenzar. La era que describen es una que no está dominada ni por el poderío militar sin par de Washington, ni por las viejas instituciones internacionales.

 “Estamos pasando por un cambio sistémico”, dice Madelein Allbrigth, la es ex secretaria de Estado de EEUU en una entrevista.  “Lo que ha ocurrido en los últimos seis años ha sido una disminución en el respeto por el poder de EEUU […] El mundo va a ser multipolar”, añade, refiriéndose a la influencia creciente de países como China y la India y la probabilidad de que tengan papeles de mayor importancia a la hora de decidir los problemas mundiales.

Ya a EEUU le está resultando cada vez más difícil actuar diplomática y militarmente. Las tensiones sobre los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, la crisis de Darfur, Kosovo y el cambio climático todos claman por una atención urgente. Pero ninguna se puede resolver por una sola potencia, ni por un grupo de aliados seleccionados -y el avance ha sido cada vez más lento en la Organización de naciones Unidas. Y lo más preocupante para Washington, es que a la administración Bush también le está resultando cada vez más problemático encontrar aliados que lo ayuden a librar sus batallas -ya sea mediante la encogida “coalición de los dispuestos” en Irak, o la misión liderada por la OTAN en Afganistán.

Ya EEUU no habita el mundo inclinado hacia un solo lado creado por el derrumbe de la Unión Soviética en 1991. Al contrario, la creciente difusión del poder internacional hace de esta era una en la cual es necesario concertar una gran profusión de acuerdos. Sin embargo, el multilateralismo -el uso de los tratados internacionales, las instituciones y las consultas internacionales para lograr objetivos diplomáticos- es más complicado de lo que ha sido, al menos, durante media generación.

Este detalle lo recalca Moscú, el gran derrotado de la guerra fría. Hace algunos días, Vldimir Putin, el presidente de Rusia, ridiculizó lo que según dijo era el intento de EEUU de crear un mundo “unipolar” -un mundo con “un centro de autoridad, un centro de fuerza, un centro para la toma de decisiones”. En un discurso que reveló un nuevo punto bajo post-guerra fría en las relaciones Moscú-Washington, dijo que un mundo como ese es igualmente inaceptable e imposible. Al referirse a la guerra en Irak, añadió: Las acciones unilaterales, y con frecuencia ilegítimas, no han resuelto ningún problema […] Nadie se siente seguro”.

China y la India también están haciendo su entrada al escenario mundial, confiados en que el futuro está de su lado. Ya china tiene el segundo mayor producto interno bruto del mundo, cuando se ajustan los costos de vida diferentes, y pudiera superar a EEUU en una década y media. Incluso Rusia, cuya riqueza de hidrocarburos pudiera no durar mucho tiempo en este siglo, está infinitamente más confiada de lo que estaba cuando pedía ayuda en la década de los 90, como aseveró Putin en su discurso.

 “EEUU tuvo su momento unipolar durante unos 15 años, pero está empezando a darse cuenta de que ya no logra que las cosas se hagan como desea”, dice Paul Kennedy, autor de The Rise and Fall of the Great Powers – Auge y caída de las grandes potencias. “Pero justo cuando EEUU pudiera estar regresando a una posición más multilateralista, Rusia y China puede que estén menos interesadas en estar de acuerdo con Occidente”.

Mientras Moscú y Pekín insisten en su vínculo a las leyes internacionales -de ahí la denuncia de Putin de la decisión de EEUU de ir a la guerra sin el respaldo de la ONU- también mantienen una posición terca sobre los intereses nacionales que limita su apetito por llegar a acuerdos con Washington. Sobre Irán, Rusia diluyó las sanciones propuestas por la ONU para proteger acuerdos nucleares y de defensa por miles de millones de dólares. Sobre Darfur, China intenta evitar que se altere Sudán, en cuyo sector petrolero tiene inversiones.

Y aún cuando era fácil llegar a acuerdos, las dificultades de esas negociaciones produjeron muchas críticas.. Charles Kratuhammer, un influyente columnista de derecha, criticó a la administración Clinton por su “fetiche con las consultas” y su “manía por los tratados” sobre temas que van de la proliferación hasta el cambio climático. El efecto neto, cree él, es templar el poder estadounidense.

Sin embargo, la era Clinton también contenía señales de unilateralismo potencial. El Senado de EEUU rehusó ratificar el Tratado de Prohibición de Pruebas de armas nucleares y dejó clara su oposición al protocolo de Kioto sobre el cambio climático. El presidente Bill Clinton decidió ir a la guerra en Kosovo sin el respaldo de la ONU.

La elección del presidente Geroge W. Bush y su respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001 llevaron las cosas mucho más lejos. EEUU no volvió a utilizar su poder unipolar para fines multilaterales.

 “Lo utilizamos para decir cosas como: `Multilaterlamente si puedes hacerlo; unilateralmente si tienes que hacerlo´”, dice Madeleine Allbright. “pero la administración Bush apartándose de un grupo de acuerdos multilapterales le dio al pueblo una razón para decir: `¿Por qué [debemos] con EEÚU?´, y entonces, a esto se unión el comportamiento en relación con Irak”.

En la medida que Washington se volvió más agresivo, Rusia y China mejoraron sus relaciones hasta los niveles más cordiales desde los años de 1950, mientras un grupo de países de diversa pinta como Venezuela, Bielorrusia e Irán profundizaban sus vínculos.

 “En estos momentos, China es partidaria del multilateralismo porque es más débil que EEUU […] pero nadie puede detener a China”, dice Shen Dingli, profesor de la Universidad Fudan de Shanghai. “EEUU debe ser lo suficientemente preciso para utilizar las instituciones internacionales para que cuando China se convierta en una superpotencia, también esté educada para actuar de la misma forma.”

Aliados europeos tradicionales también se han distanciado de Washington, dejando que EEUU libre una batalla cada vez más solitaria en Irak. España e Italia retiraron ambos sus tropas, y este mes Tony Blair, el primer ministro británico, se espera que anuncie una reducción de las fuerzas del Reino Unido. Bush mantiene la esperanza de que él podrá ganar en Bagdad con el despacho de más soldados estadounidenses. Sin embargo, fuera de los confines de la Oficina Oval, pocos comparten su optimismo.

Mientras tanto, EEUU y el RU están buscando ansiosamente aliados para la agria batalla contra el Talibán en el sur de Afganistán. Ha sido difícil encontrar voluntarios.

Otro teatro de conflicto todavía pudiera elevar las tensiones a nuevas alturas -Irán, cuyo programa nuclear podría serle blanco de un golpe aéreo por parte de EEUU o Israel. Aunque una acción similar pudiera acarrear riesgos, EEUU e Israel podrían al final concluir que ningún otro camino impediría que Irán adquiriera la bomba.

Los funcionarios occidentales protestan diciendo que ninguna acción en ese sentido es inminente. “No tenemos intención de atacar a Irán”, dijo Robert Gates, el secretario de Defensa de EEUU. pero igualmente, nadie da por descontado la posibilidad de que un ataque pueda producirse durante la presidencia de Bush. Lo más probable es que un golpe aéreo separara más a EEUU de Europa, Rusia, china y el mundo en desarrollo, deshilachando más los harapos del multilateralismo.

En un mundo como ese ¿qué esperanza hay de enfrentar los riesgos de un conflicto nuclear, limpieza étnica y un desastre en el medio ambiente?

Con el Ejército de EEUU tan distendido, una forma imperfecta de multilateralismo pudiera convertirse en la única respuesta. “Hay una capacidad disponible muy limitada para operaciones militares importantes”” dice Sir Lawrence Freedman, profesor de estudios bélicos en el King´s College de Londres. “Las implicaciones son que usted va a tener que trabajar con las potencias regionales y aceptar los regímenes tal como son”, dice, en una referencia a países como Arabia Saudita e Irán.

En verdad, actualmente, EEUU está siguiendo una variedad de “multilateralismos a la carta” que utiliza tanto las medidas de la ONU como las bilaterales para lograr sus objetivos. Defendió la resolución del consejo de Seguridad, en diciembre, que imponía sanciones a Teherán, pero ahora está intentando persuadir a la Unión Europea que vaya más lejos que el mandato de la ONU e introduzca sanciones financieras adicionales.

EEUU y el RU han elegido un camino similar con Kosovo, respaldando planes de una resolución de la ONU que le daría a la provincia muchos de los atributos de independencia, sin emplear la palabra. Londres y Washington esperan que, una vez que se apruebe la resolución, Kosovo declarará la independencia en cualquier caso -y que ellos, al menos la reconocerán. Sobre Darfur, también, Bush y Blair dejan caer indicios de que esperan forzar a Sudán y sus partidarios a aceptar una fuerza de la ONU.

Se tienen que lograr otros acuerdos fuera de la ONU. La semana pasada, los negociadores de EEUU lograron un acuerdo sobre el programa nuclear de Corea del Norte en las conversaciones entre seis países, que estaba al borde del fracaso. Eran bajas las expectativas sobre una cumbre auspiciada por EEUU entre líderes palestinos e israelíes este mes, aunque funcionarios de la administración Bush la describen como el nivel más alto de compromiso entre ambas partes desde la presidencia de Bill Clinton.

Sin embargo, más allá de la administración de EEUU hay poco acuerdo sobre qué más se puede hacer para recomponer el mundo. Lord Hurd, un ex secretario de Relaciones Exteriores británico, dice que occidente debería relajar las condiciones en las conversaciones con irán o el grupo militante Hamas. “Debemos salir de concepto, que es un concepto imperial que no le sirve a Europa, y ni siquiera a EEUU, de que se le está haciendo un gran favor al pueblo si se habla con ellos”, dice en una entrevista. “Escuchar al pueblo no hacerles un favor; es sentido común”.

Kennedy dice que las grandes potencias del mundo pueden remedar el Concierto de Europa -que recompuso los problemas después de la caída de Napoleón- y encontrar el terreno común sobre temas las más abrumadoras preocupaciones internacionales , como el cambio climático. De igual forma, George Schultz y Henry Kissinger, ambos ex secretarios de Estado de EEUU, pidieron al mes pasado a Washington y Moscú que dieran pasos contra la proliferación nuclear, incluyendo la ratificación del CTBT, para evitar que el mundo entre en una peligrosa nueva era atómica.

Lalit Mansingh, un ex secretario de Relaciones Exteriores de la India, alega que la mejor solución para los males del mundo es revitalizar la ONU con una expansión del Consejo de Seguridad, que incluya a Deelhi. “No puede mantenerse como una tienda cerrada toda la vida, con los poderes enormes que se le dieron en la Carta de la ONU”, dice. Pero cada aspirante a un puesto en el Consejo de Seguridad enfrenta oposición. Muchos observadores concluyen que el futuro del multilateralismo descansa no con organizaciones de extenso alcance mundial, sino con la equiparación de la política a cada hecho divergente en el terreno.

En el mundo fragmentado de hoy, dice Lord Hurd, hay reglas diferentes para la gran rivalidad de poderes en Asia, el enfoque de base baja de la UE y la casi anarquía del Oriente Medio. Un tema unificador es que el papel de EEUU como protector de Asia y Europa Occidental, y el poderoso corredor en el Oriente Medio, está disminuido.

 “Sencillamente, tenemos que hacer lo mejor que podamos según las circunatancias en cada caso”, dice. “Nuestra mejor intención nos siempre será brillante”. El dilema para EEYY y el mundo es que las perspectivas del multilateralismo -para la diplomacia- son claramente poco promisorias. El problema cada vez más atemorizante es que todos las demás vías pudieran ser mucho peores.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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