Existen personas y culturas para las que algunos insectos representan un manjar suculento.

Larvas, saltamontes, cucarachas, gusanos, arañas, escarabajos y otros bichos se constituyen en menú de alta demanda o “snack” ocasional.

Aunque la idea nos parezca un tanto repulsiva, no vaya a pensar que la particular costumbre está muy lejos de casa, ya que en algunos países hispanoamericanos la entomofagia (el hábito de comer insectos, arácnidos, etc.) no es del todo extraña, por ejemplo, en ciertas regiones de México.

Muchos de nosotros no nos atreveríamos a llevarnos un insecto a la boca, pero si buscamos las razones detrás de su ingesta, una de ellas es el alto nivel de proteínas que pueden tener y, por supuesto, la facilidad con la que pueden captarse o reproducirse estas especies.

Ya se venden enlatados, en los “toppings” de algunas pizzas o como finos platos en lujosos restaurantes, incluso hay quienes los consideran parte de un plan de contingencia ante una posible crisis alimentaria…