Un desafiante año lectivo

Un desafiante año lectivo

El calendario escolar 2013-2014 que se inicia hoy entra a un marco extraordinario causado por un vuelco de recursos por obra del 4% del PBI para la enseñanza respaldado por la firmeza de la administración del presidente Danilo Medina de no restarle un solo centavo a  la asignación presupuestal.

Un grueso volumen para invertir y pagar  múltiples servicios y adquisiciones para el éxito de  la docencia, algo  que obliga a  las estructuras  ministeriales a ser inusitadamente eficientes para  garantizar el buen empleo de las partidas. Nada fácil. Ya se ha visto el retraso en construir nuevas aulas. Y ya se sabe que buena parte de los estudiantes y profesores del sector público acuden a este primer año de abundancia con deficiencias y limitaciones   que dan pie a deserciones, bajo rendimiento  y pobreza pedagógica.

 Otro desafío lo constituye el hecho de   que sobre la marcha, y  a paso acelerado, los liderazgos de la comunidad educativa han de involucrarse en un examen a fondo del sistema integrado por profesores, alumnos, programas de estudio, departamentos administrativos y plantas físicas. Un todo que debe ser reorganizado bajo un pacto para asumir  planes que conduzcan  a un ejercicio educativo que  se corresponda más con las necesidades y urgencias de un país de baja escolaridad y  poca correspondencia entre la formación escolar y las  muchas necesidades  que tiene la sociedad de impulsar el  desarrollo.

VOLVER AL RESCATE DE LA JUVENTUD

¡Sorprende! En este país dejó de funcionar años atrás el “Programa de jóvenes a la integración laboral” PRAJIL, un esfuerzo mancomunado de católicos y evangélicos que logró rescatar de una vida improductiva a decenas de jóvenes en los peores momentos del barrio Capotillo, orientándolos, preparándolos para el trabajo e integrándolos.

Para que vuelva a funcionar solo se necesita del apoyo de entidades públicas diversas, como escuelas vocacionales, Infotep, Comedores Económicos, etcétera. No se trata de cargar con más gastos presupuestales al Estado sino de coordinar esfuerzos en la dirección de trabajar con jóvenes para quitarles  el sello de los NINI (ni trabajan ni estudian). El  programa Prajil demostró anteriormente  que puede lograr sus objetivos para bien de la nación. Con monseñor Mamerto Rivas, el pastor Johnnie Martínez, y quienes los secundan, puede resurgir  la anterior y exitosa conjugación.

 

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