El pasado viernes la comunidad de Escondido en Baní fue testigo de un emocionante acto de desprendimiento, cuando la familia Perelló convirtió en realidad el sueño de su progenitor, de aportarle a la comunidad banileja, una biblioteca.
Se ha convertido en realidad ese sueño muy querido de Don Manuel de Jesús Perelló (Masusito), que por años anhelaba ofrendarle a su pueblo una biblioteca. Fue muy emotiva y familiar la ceremonia, ya que Baní es toda una familia, como sentenciaba Eugenio María de Hostos cuando en 1883, por primera vez, visitaba a esa comunidad sureña y veía el esfuerzo comunitario para llevar a cabo sus obras más necesarias.
Los descendientes de Don Masusito, encabezados por su hijo Rafael y apoyados por sus hermanas Daysi, Noris, Kirsis y Dianita, emprendieron la tarea de convertir en realidad el sueño de su padre, que creció en sus proyecciones, para convertir un terreno los 10 mil metros cuadrados en Escondido, en el asiento de una magnífica joya arquitectónica, que alojará las instalaciones del Centro Cultural Perelló como soporte de las inquietudes culturales de una región, que por años, guardaba como algo muy apreciado el tesoro de la cultura, que fue la distinción de Baní durante la primera mitad del siglo XX.
La tradición cultural de los banilejos, va aparejada a su laboriosidad, que cobijados por un clima desafiante, han sabido hacer de su tierra una productora de riquezas agrícolas, que son un ejemplo a nivel nacional. A la vez, han proyectado una diáspora que se extiende por el planeta en modelos de trabajo por el tesón y dedicación para generar riquezas.
Pero el acerbo cultural de Baní, fue un aporte valioso nacional durante muchos años, y los intelectuales surgidos en ese agreste valle, arropados en el manto divino de Nuestra Señora de Regla, sirvieron para hacer del pueblo un receptáculo de tradiciones y encuentros de intelectuales, nativos y foráneos, que abrevaban de una intelectualidad, consolidándose gracias a ilustres hijos que compartían sus saberes con los demás.
Baní albergó una humilde biblioteca, que permitió a las generaciones, desde la década del 30 hasta las del 50 del siglo pasado, alimentarse con muchos conocimientos, pero veían las limitaciones físicas de un viejo cascarón de madera que amenazaba derrumbarse en cualquier momento.
De lo anterior, prendió la idea en Don Masusito de donar una biblioteca a su pueblo, ya que por ser vecino a esa biblioteca veía diariamente sus instalaciones, mientras en sus manos prosperaban las Industrias Banilejas y avanzaba hacia la consolidación en el mercado cafetalero, por la calidad de su producto, que tuvo su origen en las montañas de Baní, proyectándose Induban a nivel internacional, como ocurre hoy en día gracias a su café torrefactado.
Con el Centro Cultural Perelló se inicia una etapa de renacimiento cultural, ya que los estímulos que irradiará la institución permitirán sembrar educación y cultura en tantos jóvenes de ésta y futuras generaciones, para que Baní restaure su brillo intelectual, que por muchos años fue un orgullo nacional.
Ahora una decisión familiar poderosa permitirá dar a conocer los valores banilejos y de la región, ofreciendo en sus magníficas instalaciones todo tipo de actividades de enseñanza cultural y de incentivo a los banilejos y visitantes para la reorientación cívica y moral de envergadura para Baní.