Un desafío para el gobierno

Un desafío para el gobierno

Las señales bien definidas de que el espectacular y desafiante asalto a la empresa Parmalat el pasado jueves comprometería de manera impresionante a más oficiales militares, además de aquel que salió a relucir desde el primer momento, son como para llenar de enormes preocupaciones a la sociedad.

Las versiones, ocultadas al principio, sobre  antecedentes comprometedores de algunos de los apresados y señalados por  el caso, delatarían no solo una presencia  importante de criminalidad en los institutos armados, sino también  la fuerza que en ellos tendría la  tendencia a proteger a sus inculpados, lo cual explicaría la constante vinculación  con el delito  de individuos uniformados. El jefe de la Policía Nacional, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, ha dejado en claro que acepta el reto que este caso representa y de marchar con sus indagaciones hasta las últimas consecuencias.

El respaldo inequívoco y contundente que deben recibir el jefe policial y la justicia de parte del Poder Ejecutivo, generalmente demasiado sereno y reservado, y de la ciudadanía, debe ser de la misma magnitud del acontecimiento y a tono con su gravedad. La criminalidad que se manifieste desde dentro de  entidades castrenses y policiales  debe estar entre las que mayor preocupación generen y  la que más rápida y contundente respuesta reciba desde el mando superior.

Precariedad de financiamiento

Uno de los consensos de  la cumbre por   la unidad ante la crisis reconoce la urgencia de implantar políticas para atender las necesidades de financiamiento de la agricultura y la ganadería. Al acceso de los productores de esos sectores es deficitario y no se compadece con su importancia en la economía  como fuentes de bienes para el consumo interno y la exportación.

Persisten indicaciones de que lo dispuesto hasta  ahora para reactivar  la economía sería insuficiente, y esa insuficiencia resultaría desastrosa para el campo, pues sin la creación de un fondo estatal que haga fluir recursos y la implementación de un sistema de garantías respaldado por el gobierno no se lograría que la banca juegue un papel verdaderamente importante en beneficio de agricultores y ganaderos. Y mucho menos estaría cerca la meta de  adecuar a los tiempos los mecanismos de producción que predominan en las áreas rurales del territorio nacional.

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