Un desafío político
Escribe Ronald Buchanan en Ciudad de México

<p><strong>Un desafío político<br/></strong>Escribe Ronald Buchanan en Ciudad de México</p>

El presidente de México, Felipe Calderón prometió tomar medidas para mantener la estabilidad de los precios de los productos y servicios básicos después que 75,000 manifestantes tomaran las calles de la capital el miércoles, para exigir controles a los precios de los alimentos básicos.

La oficina de prensa de Calderón dijo que el gobierno comparte las preocupaciones de los manifestantes y le dijo a sus ministros de Economía, Trabajo y Agricultura que se reúnan con los líderes de las protestas para responder a “este nuevo llamado al diálogo”.

La protesta por miembros de las organizaciones laborales, campesinos y agricultores y grupos de izquierda fue el primer desafío político concertado en la presidencia de dos meses de Calderón. Protestas similares se produjeron en nueve ciudades de provincias.

La chispa para las demostraciones fue un alza de 40% en el precio de las tortillas, el alimento básico de los pobres, ocasionado por un salto en el costo de las importaciones de maíz que algunos funcionarios del gobierno dijeron que se agravaron por el acaparamiento.

Los manifestantes habían pedido un “pacto social” para aumentar los salarios, mientras se controlan los precios, y demandaron medidas para asegurar la “soberanía alimentaria”.

Las medidas que pudieran esperarse de un presidente que favorece los negocios, que ha prometido “superar la izquierda de la izquierda” no quedaron claras en la declaración de Calderón.

El presidente respondió a las quejas iniciales sobre los incrementos en el precio con un pacto entre las partes principales involucradas para fijar el precio de las tortillas. Sin embargo, el gobierno carece del control férreo que disfrutó el mandato de 71 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el pacto solo ha tenido un éxito parcial.

Los precios de otros alimentos básicos como la leche, huevos, frijoles y vegetales, también han subido mucho más rápidamente que la inflación, en conjunto.

En Ciudad de México, tres manifestaciones por separado convergieron en la plaza principal, conocida como el Zócalo. Allí, Verónica Velasco, una ex presentadora de televisión leyó la “Declaración del Zócalo”, incluyendo demandas para re-negociar las medidas agrícolas del Acuerdo de Libre Comercio de América del norte, con el fin de proteger a los productores.

Velasco anunció una “nueva etapa en la lucha” por la soberanía nacional y en oposición a las privaciones y la desregulación de los mercados. Las demandas tuvieron ecos de las consignas anteriores del PRI. En verdad, la mayor parte de los manifestantes eran de organizaciones leales al PRI y al izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), en sí mismo, fruto de un cisma del PRI, que juntos forman la principal oposición en el Congreso a Calderón.

Sin embargo, Guillermo Ortiz, el gobernador del banco central autónomo, expresó una firme oposición a los llamados de los manifestantes a un aumento de emergencia en los salarios. “Sería contraproducente para los mismos trabajadores” al iniciar una nueva espiral de precios, dijo Ortiz.

El incremento en el precio de las tortillas fue un problema sensible, aceptó, pero la inflación estaba bajo control.

A pesar del obvio dolor de cabeza al que se enfrenta, Calderón podría extraer algún solaz  de un descenso aparente en la influencia política de Andrés Manuel López obrador, a quien derrotó por estrecho margen en las elecciones del año pasado. López Obrador sigue insistiendo en que fue despojado de la victoria y se proclamó a sí mismo “presidente legítimo”.

Los organizaciones de las marchas negaron un papel estelar de López Obrador en sus protestas, aunque sí pronunció un discurso secundario ante la manifestación.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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