Un descanso que se convierte en pesadilla

Un descanso que se convierte en pesadilla

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Los atractivos resorts que llenan toda la costa Este, desde Uvero Alto, Macao, Bávaro y Punta Cana, atraen a cientos de familias dominicanas, que aprovechan los especiales de temporada baja y los fines de semana largos, para inundar esos hoteles de primera, que se abren a una clase social criolla que puede disfrutar de un buen descanso, mucho sol, arenas blancas y aguas cristalinas, para olvidar tensiones y servir de reencuentros de  parejas.

Ese disfrute de un largo fin de semana, se convierte en una penosa pesadilla al retorno, cuando los visitantes, en sus vehículos o en cómodos autobuses, utilizan la carretera a través de La Otra Banda, en Higüey, a sus lugares de residencia, en especial Santo Domingo. Entonces, ocurre lo inevitable de prolongados tapones, que cada vez se hacen más tediosos por la demanda de los turistas criollos que los afectan, así como a los extranjeros que tienen sus vuelos programados para regresar a sus países a través de los aeropuertos de Punta Cana y La Romana.

El tramo carretero, desde Higüey a La Otra Banda y Verón constituye una retranca para el turismo de la zona, ya que no solo son los tapones frecuentes, sino el número tan elevado de accidentes que se producen por la estrechez de la vía y la imprudencia de los conductores. Los tapones constituyen el mayor dolor de cabeza para los hoteleros, que ven cómo muchos de sus clientes locales, que no todos pueden utilizar aviones o helicópteros, desisten de retornar a la zona, en especial en esos fines de semana largos.

El acceso a Bávaro y Punta Cana debería ser de gran preocupación a las autoridades, cuando ya el turismo es el sostén de la economía. Pero contando que algún día se va a construir la autopista del Coral, para lo cual deberán transcurrir como mínimo unos cuatro años, es necesario buscar alternativas viales en que todos los sectores, dejando de lado la protección de sus intereses, aporten soluciones y facilidades, para que el turismo se consolide cuando más dominicanos y extranjeros acudan a esos hermosos resorts, que constituyen un atractivo por la ingeniosidad con que los arquitectos y paisajistas han ambientado cada uno de ellos con panorámicos jardines y vistosa vegetación nativa.

La solución inmediata para resolver la alta frecuencia de los tapones en La Otra Banda e Higüey, es coordinar con el Central Romana el uso y reparación, con la pavimentación del camino cañero que parte desde la carretera de Higüey y concluye en la carretera a Bávaro, con unos 17 kilómetros de longitud. Esa vía, que une a varios bateyes del importante central azucarero, tiene una firme base de caliche, no tiene pendientes y con una capa de asfalto de cuatro pulgadas de espesor, permitiría una fluidez de tránsito extraordinaria para los vehículos livianos y autobuses, cuyos ocupantes no sufrirían las incomodidades de los cotidianos tapones.

Podría pensarse que al Central Romana no le interesa facilitarle los negocios a la competencia hotelera. De seguro que podrían haber trancado el juego, si alguna vez se le ha pedido que permita el uso público de esa vía cañera. Sus ejecutivos podrían haber alegado razones de seguridad para los usuarios, así como de los residentes en los bateyes ubicados a orillas de la vía. Pero son muchos los turistas que llegan por el aeropuerto de Punta Cana y van a pernoctar en los hoteles de Bayahibe y de Casa de Campo. Dejando de lado los celos comerciales, o esperar más plus valía para esos terrenos sembrados de caña y de pastos, para entonces negociar con las autoridades o sus rivales de la competencia hotelera algo conveniente a sus empresas. Entonces debería permitirse que se reconstruya ese ramal carretero para entonces eliminar esos tapones, quedando pendiente de solución el que ocurre cotidianamente en La Romana, desde el puente de río Dulce hasta la salida a la carretera de San Pedro de Macorís.

No creo que el Central Romana esté cerrado a cal y canto para no permitir que el Gobierno abra al público el uso de esa vía cañera, que solucionaría el problema que afecta el desarrollo de la zona, aún cuando se piense que Higüey perdería parte de su dinamismo, pero tal cosa no ocurriría por sus características, que lo ha impulsado a convertirse en el centro comercial de la región, y ampliaría sus perspectivas de negocios y sería la vía para los hoteles de Uvero Alto y Macao.

Teniendo en cuenta el tiempo que tomaría la construcción de la autopista del Coral, el turismo en Bávaro y Punta Cana podría verse afectado cuando entre en servicio la carretera a Samaná, que ofrece mejores playas que las de la costa Este y experimenta un repunte hotelero con las operaciones del aeropuerto de Catey. Además, es lento el avance de la carretera desde Macorís a La Romana con su desvío norte, por lo que el uso y mejoramiento de la vía cañera contribuiría a asegurar la estabilidad turística de Bávaro, Punta Cana y de Cap Cana.

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