Mientras el Metro de Santo Domingo serpentea en el subsuelo como un servicio de transporte eficiente, en la superficie sigue sin saldar la deuda social asumida por los ejecutores de esta obra hace ocho años. Las 56 familias desalojadas para dar paso a las obras continúan esperando ser reubicadas, como fue el compromiso de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET). No se vislumbra, ni por asomo, la fecha en que el organismo oficial honrará los compromisos pendientes, pues el que hemos citado no es el único.

Con la construcción de las obras del Metro, la OPRET asumió también el compromiso de habilitar las rutas alimentadoras de ese sistema de transporte, pero 82 de los autobuses importados para esos propósitos están siendo deteriorados por el salitre en una explanada de la Armada de la República Dominicana, en Sans Soucí. Esos autobuses transportarían hasta las estaciones del Metro a los pasajeros de los distintos sectores capitalinos que se benefician del servicio.

El Estado no puede darse el lujo de incumplir sus obligaciones ni de causar perjuicios como los que ha causado a las familias desalojadas para dar paso al Metro, y a los transportistas que darían servicio en las rutas alimentadoras. La OPRET está en el deber de ponerle fecha a la solución de estos asuntos pendientes.

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