Un diálogo con Gerardo Castillo

Un diálogo con Gerardo Castillo

POR LEÓN DAVID
¿QUIEN ES GERARDO CASTILLO?

Te diré lo que no soy ¿Aceptas? Lleno de novedades, al menos para mí, discurría el año de 1983. No hacía mucho tiempo había dejado el pueblo en el que nací –Las Matas de Farfán- y vivía en Santo Domingo de Guzmán, la ciudad capital. Era medio día y desde la ventanilla del viejo Austin en el que avanzaba sobre el puente Juan Pablo Duarte, miraba el mar con la avidez de quien toda la vida ha tenido las montañas y los cerros por horizonte.

Era muy temprano para la nostalgia. La voz en la radio anunció en una nota luctuosa que yo había muerto. Miré al conductor del Austin que me llevaba desde Los Mina hasta San  Carlos y le dije Ese soy yo. El conductor me miró como preguntándose ¿A quién se le ocurre bromear con una cosa semejante?  Imaginé el susto que se dio mi madre al oír aquella nota luctuosa. Cuando la lenta voz en la radio ofreció los pormenores supe que mi madre reía asustada por la sola posibilidad de pensar que un hijo muriese primero que ella y le dije al conductor Ese no soy yo, No tengo hijos.  Ese medio día murió Gerardo Castillo. La inferencia parece elemental: Gerardo Castillo ha muerto, nosotros conversamos, por tanto yo -Gerardo Castillo y Javier- no soy mi nombre. Permíteme agregarle a ésta, otra experiencia. Tuve el privilegio de trabajar con Fernando Teruel en el Colegio De Lasalle. Cierta mañana, y justo antes de que el timbre diese fin a una improvisada tertulia sobre Milán Kundera y La insoportable levedad del ser, Fernando nos habló de un amigo suyo que afirmaba que él era sus pertenencias. Nos dijo que su amigo llega al extremo de decir que si su biblioteca se incendia, por ejemplo, él se quema con sus libros. Yo no soy mi nombre ni mis pertenencias, no soy quienes amo ni lo que piensan los demás. Tampoco soy lo que sé ni lo que ignoro. Ojalá sea esta una respuesta parecida a lo que buscas porque un hombre como tu no procura currículo.

¿CUAL ES EL FUTURO DE LA LITERATURA EN UN MUNDO COMO ESTE, AL QUE PARECIERA QUE ESA DIMENSION ESPIRITUAL NO INTERESA EN LO MAS MINIMO?
Aunque tu pregunta aspira a una respuesta abarcadora voy a referirme únicamente a nuestro país. A partir de los datos que me ofrece la labor  de docente que desarrollo me atrevo a decir que el futuro puede ser prometedor. No peco de optimista. Creo que la situación de la literatura, y del arte en sentido general, se debe a que los artistas no han cambiado con los tiempos. La gente lee. No lee lo que leemos nosotros pero lee. Sabemos que como quiera que se le mire el acto de la lectura es un acto de soledad en el que nos encontramos con nosotros mismos a través de quien escribe y de su obra. Pero eso se aprende. Y a la gente hay que enseñarle a disfrutar la soledad como un acto de la inteligencia. Ese es el papel de la escuela y hasta de la universidad. No recuerdo cuál de nuestros grandes hombres dijo que lo que un rico se detiene a pensar el pobre lo asume como su moral. Con razón le envidio a Bienvenido Silfa su buena memoria, sé que él recordaría ese nombre. Pero bueno. La idea es, estimado León, que si le damos circo y pan al pueblo no es mucho lo que debemos esperar. El otro aspecto de tu pregunta me hizo recordar algo que dicen los expertos en lógica: en la pregunta se encuentra el germen de la respuesta. Hay en la pregunta una oculta comparación. Imaginemos el surgimiento de un vigoroso sector editorial que se ocupe de llevar el libro a todos los rincones del país y que lo promocione como se promociona la cerveza. Ahí lo dejo. Como docente he tenido la satisfacción de mostrarles a muchos jóvenes el extraordinario universo de los libros. Durante mi breve paso por De LaSalle viví una experiencia extraordinaria. Abordamos la lectura de cuentos, y una mañana después de leer y comentar El espejo y la máscara de Jorge Luis Borges, un cuento que pertenece a El libro de arena, algunos jóvenes empezaron a llorar. Inicialmente no supe qué hacer. Imagínate seis o siete chicos llorando en el aula. Ellos se levantaron y me abrazaron, y cuando les pregunté por qué lloraban me dijeron: Porque Borges era un genio, profesor. Gente muy joven capaz de disfrutar la inteligencia. Ese, para mí, es el mejor de los signos. En este país hay futuro, nuestra gente es buena e inteligente, pero hay que fajarse. Nada es fácil ni gratuito. Sé que lo sabes: nadie da lo que no tiene. Y si a la gente le dan reguetón y ron…Y si tenemos un canal de televisión estatal que se dedica a competir con la televisión privada en lugar de marcar la diferencia…Me ha venido a la memoria una cita bíblica en la que se afirma que el dios le preguntó a uno de sus servidores: ¿Qué tienes tu que no hayas recibido?

¿COMO DEFINES LA POESIA? ¿CUAL ES SU IMPORTANCIA?
Ante las preguntas difíciles tiendo a salvaguardarme respondiendo la pregunta contraria, una estrategia que aprendí del poeta Amable Mejía. Pero del poeta Manuel Del Cabral aprendí que hay que atreverse. Manuel se atrevía a tanto que nos dijo un día en su casa: ¿Para qué escriben poesía? Ya yo escribí toda la que había que escribir. Dedíquense a otra cosa. Entrando en materia, te diré que yo soy incapaz de distinguir entre arte y poesía. Hay un momento en que las personas creen que disponer las palabras de una cierta manera es escribir poesía. Otros, por un tiempo, llegan a pensar que la poesía consiste en el uso de ciertas palabras o de ciertos giros y frases. La poesía es el equilibrio de los elementos que integran una totalidad, su perfecta armonía. Y eso no es exclusivo del poema. Hace unos meses leí La danza en el crepúsculo, de Angelo Valenzuela, y quedé profundamente impresionado. Es un drama que es un poema. Toda buena obra de arte es poesía.

A Manuel Del Cabral le preguntó alguien que para qué sirve la poesía, y él le respondió instantáneamente: ¿Para qué sirve una rosa? El profesor Fernando Vargas solía decirnos que las personas que practican alguna forma del arte son personas de paz. Lo que trato de decir usando palabras ajenas es que si aprendemos a apreciar el arte o si nos enseñan a apreciar el arte –guiño ocular- poseeremos más estrategias para enfrentar lo desconocido, para enfrentar la soledad, y tendremos menos miedo a vivir y a morir. Y cuando la gente no tiene miedo o tiene menos miedo ocurren cosas fantásticas.

¿DESDE EL AMBITO DE LA CREACION LITERARIA PUEDE HACERSE ALGO PARA EL MEJORAMIENTO DE LA SOCIEDAD?
Definitivamente que sí. El arte hace a la gente más inteligente y más sensible. No es que soñemos, pero el mundo no está peor porque existe el arte. Me niego a imaginar este planeta sin los artistas. Los artistas son quienes primero reaccionan contra las injusticias de cualquier naturaleza, y lo interesante es que si son verdaderos artistas no hay forma de callarlos, porque siempre encuentran cómo hacer lo que tienen que hacer. Y si les matan se inmortalizan.

¿QUE PIENSAS DE LA CRíTICA LITERARIA QUE HOY SE ESTILA EN NUESTRO PAIS?
Para que algo exista debe permanecer, y ocurre con el ejercicio de la crítica literaria que es algo que se hace de cuando en cuando. Claro está, la voz que clama en el desierto se niega a extinguirse, y tú eres obstinado, paciente, como debemos ser. En el país hay personas que como tú tienen muy buena formación pero no pueden o no quieren dedicarse a la crítica literaria. Hay opinadores, es decir, gente que valora los libros o la literatura sin ser cabalmente rigurosos, y eso no es del todo malo, porque, aunque hablan siempre de sus amigos por lo menos hablan de los libros. Aunque nos es lo justo es un derecho. Ibeth Guzmán es una joven estudiosa y disciplinada que empieza a dedicarle horas a la crítica literaria, y aunque todavía es muy temprano me aventuro a decir que podemos esperar un excelente desempeño. Venezuela se ha llevado otra vez a Pura Emeterio Rondón. O no sé si debo decir que hemos sido incapaces de quedarnos con ella.

SE JUEZ DE TU PROPIA OBRA: HABLANOS DE ELLA.
Fanny Herrera, una narradora terrible que se parapeta trabajando entre la timidez y el silencio, después de leer uno de mis libros me dijo que yo arrojaba tierra al rostro del lector. Y me lo dijo dándome un boche. No me pidió disculpas ni permiso. Simplemente ella es así, auténtica como lo que escribe. Esa misma opinión la han externado otros lectores, con menos severidad y con menos cariño, pero con la misma honestidad. La postura de Fanny Herrera, autora de Llorando a Elena , es característica de una tendencia dentro del arte literario. Lo que yo hago también. Si bien es cierto que mi prosa se torna difícil para algunos lectores, también es cierto que cuando esos lectores se detienen lo suficiente en el texto logran disfrutarlo. A mi me parece que no hay una única forma de disfrutar la inteligencia que se pone en juego en la lectura. La literatura se hace con historias, es cierto, pero también se hace con la forma en que contamos las historias. Hay escritores, y Fanny es una de esos escritores, que diseñan atmósferas extraordinarias a partir de la diafanidad. Otros trabajamos con fragmentos, como la mujer seductora que va creando la sed en quien no la tiene, y exagerándola en quien nunca se le quita. Sin embargo, hay que reconocer que uno se debe al lector, esa es mi opinión, y en atención a eso, creo que hay ahí un fallo en mi literatura. Esta debe convertirse en un espacio más fácil de abordar aunque no necesariamente en literatura fácil. En lo que respecta a la temática es evidente el papel que juega la mujer en lo que escribo. Y siento el deber de decirte que me autocensuro. Nuestra cultura es muy abierta para algunas cosas y muy provinciana para otras. Y es tal vez esa fuerte tendencia a extenar mis ideas sobre lo femenino y sobre la sexualidad lo que me induce a ser oscuro a veces. Eso puede ser una ventaja o una desventaja, dependerá de cómo lo maneje. Escribo sobre los temas que me interesan, no ando buscando temas para llamar la atención o pensando en vender libros. Escribir es algo muy íntimo, muy personal. De manera que no me interesa si un tema está de moda o no. Creo que eso es secundario. Juan Freddy Armando, por quien siento un gran aprecio y respeto, insiste en que el arte, sin dejar de ser razón, inteligencia en alto grado, es esencialmente emoción, y para que así sea la problemática social, la individual, lo descarnadamente humano tiene que estar presente de un forma u otra. No importa si está de moda El código Da Vinci o alguna saga sobre brujería, prefiero escribir sobre lo que me importa, sobre lo que me duele, añoro o anhelo. Cuenta Julio Cortázar que Edgar Allan Poe se asustaba tanto cuando escribía que con frecuencia le pedía a su esposa que no se durmiera primero que él. A eso llamo yo ser uno con lo que se escribe. Me encantaría poder lograr tan estrecho vínculo con mis fantasmas.

¿QUE SE PUEDE HACER PARA QUE LA LITERATURA DOMINICANA –LA BUENA, CLARO ESTA- DEJE DE SER EL TESORO MEJOR GUARDADO DEL CARIBE?
Juan Freddy Armando, junto a otras personas de la vida intelectual y artística dominicana, formó una Asociación. Una organización como esa, de la que formo parte –llené unos documentos para eso- pero desde la que nunca me han invitado absolutamente a nada, podría ser la respuesta a esa pregunta. Otra vía sería que tu y yo nos asociácemos y formásemos una Editorial que se ocupe de eso. En nuestro país hay un extraordinario vacío editorial. Las editoriales que hacen negocios en nuestro territorio se dedican a vender libros escolares, para éstas la literatura es como un postre. Pero aclaro, y eso lo sabes, la literatura extranjera, no la nuestra. En los últimos años le han publicado a algunos de nuestros escritores, pero esos libros se quedan aquí. Nosotros necesitamos el surgimiento de una editorial que se ocupe de nuestra literatura y la proyecte. No hay de otra, como dice el pueblo.

Publicaciones Relacionadas