Un diálogo en apoyo a los niños con la condición de autismo

Un diálogo en apoyo a los niños con la condición de autismo

Ahora que estamos en diálogo, es necesario que dentro de la Reforma de Salud, una de la ya 13 que contempla discutir y reformar el gobierno junto al liderazgo nacional, se agende la situación de desamparo que viven miles de niños con alguna condición especial, a destacar el autismo.

Un drama social, que ante la falta de protección del sistema, sepulta en la pobreza a padres que, día a día, deben de comprar medicamentos a altos costos, así como pagar terapias, estudios clínicos, psiquiatras, psicólogos, nutricionistas y centros de atención especializados.

Es triste decir que el país ha sufrido un retroceso en este punto, cuando como ciudadanos estamos conscientes de que existe una alta población de niños, adolescentes y adultos con síndrome de down, autismo y parálisis cerebral.

Es solo ubicarse en los hogares de estas familias para saber cómo se alimentan, procuran salud  física y emocional … en resumen, cómo viven.

Años atrás hablábamos de inclusión, ¡un gran avance!. La pandemia -claro- paralizó todo. Pero lamentablemente estos niños no pueden esperar. Cada día que pasan sin terapias o medicamentos se traduce en meses de retroceso, comenzar de cero, simplemente.

Ahora que veo en las redes sociales un incipiente movimiento en favor de esta población me sumo, aunque siempre lo he hecho a través de mi pluma, además, porque me ha tocado, soy madre de una niña con la condición de autismo.

Quien escribe no es nadie ajeno a esta sensible realidad. Mi hija Sarah Leonor, de 11 años, con la condición de asperger, gracias a las terapias aprendió a hablar, moldear su conducta, leer y escribir, hoy no recibe ninguna.

Como Sarah hay muchos niños, y lo más lamentable es que el país cuenta con Centros de Atención Integral para la Discapacidad (CAID), incluso uno, el más grande, cerrado, así como terapeutas capacitados y con pasión de entrega por su carrera, que para mi es una hermosa obra de amor.

Pero, por igual, además del CAID, en cuyo modelo se han inspirado otras naciones, en el país existen fundaciones, como la Fundación Manos Unidas por Autismo, que se mantienen firmes solo por la voluntad de servir. Muchas aún esperan algún tipo de subsidio, otras han cerrado sus puertas.

Valoremos lo que se ha hecho bien. Estos programas sociales necesitan de apoyo y una efectiva continuidad, no sólo porque tocan fibras sensibles, sino porque con su inercia se perjudica a una  población vulnerable, inocente y carente de atención.

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