Un discreto 2006

<p>Un discreto 2006</p>

Con el 2007 en marcha, vamos a trazar un recuento de lo que ha sido el recién pasado año para el mundo de las cuatro ruedas. Aunque el 2006 no ha sido del todo bonito, no se puede decir que haya sido un mal año para la industria del automóvil. Las corporaciones automovilísticas mundiales han producido más vehículos y, por tanto, se han vendido más automóviles. Siguiendo esta lógica, las empresas, en general, han ganado dinero. Y las que no lo han hecho, han preparado durante estos últimos 12 meses, las bases para volver a tener beneficios.

A nivel de República Dominicana, y después de los oscuros años 2004 y 2005, el 2006 ha representado la recuperación en ventas del mercado interno, la estabilidad económica percibida conllevó una bajas en las tasas de intereses de los bancos y por consecuencia un mayor dinamismo del mercado del automóvil, que se espera siga también en este 2007. Como sea, la media del parque auto circulante nacional sigue siendo viejo, muy contaminante y sobretodo compuesto por una mayoría de vehículos que no cumplen con la ley 241 de transito terrestre y costosos para la sociedad en términos de funcionalidad y mantenimiento. Es decir que nuestras autoridades deberían ir pensando para legislar por una renovación de nuestro parque automovilístico con incentivos para la compra de nuevos autos y destrucción de los viejos. Todo esto en el aspecto más serio, el de la industria y el comercio. Porque si vamos al terreno deportivo, el año que queda atrás ha sido magnífico. Inolvidable se podría decir. Si se hace referencia a la Fórmula 1, ha sido un año magnifico con lucha hasta la última carrera para saber quien se alzaría como campeón.

La pelea entre Fernando Alonso (Renault) y Michael Schumacher (Ferrari) ha sido apasionante, con el ingrediente de que ya no habrá revancha, puesto que el Káiser Schumi, el más grande entre los grandes, tomó la decisión de retirarse y ya no podremos disfrutar de sus hazañas. En los rallye, el francés Sebastian Loeb ha confirmado que el campeón es él, y otra vez se adjudicó la corona de la especialidad a pesar del accidente que no le permitió participar en las últimas carreras. En motociclismo Valentino Rossi, el Schumacher de la Moto GP, perdió su corona como le pasó al alemán de Ferrari. Y en el ámbito nacional, Luís Rafael Méndez ha impuesto su experiencia y veteranía adjudicándose una vez más la máxima categoría del campeonato nacional «GTS».

Pero, a pesar de lo positivo que ha sido el 2006, sobre todo si centramos el análisis en el apartado industrial y comercial, la industria del automóvil mira este 2007 con incertidumbre y preocupación. Cierto que para los más preparados aparecen en el horizonte nuevos mercados para el automóvil, como los de China, India y Rusia, que deben seguir permitiendo que las cifras de producción sigan subiendo. Pero al mismo tiempo se tienen que enfrentar a un sinfín de dificultades en los grandes mercados tradicionales. Empezando por el estancamiento de los mercados de EE.UU, Europa y Japón que han acrecentado la competencia que siempre había existido entre los varios constructores y que mantiene viva las guerras de precios que se come los márgenes de ganancias. Siguiendo por el aumento de los precios de las materias primas, con la dificultad añadida que les supone el tener un suministro garantizado, sea cual fuere el precio que se pague, para mantener los niveles de producción actuales.

No se pueden olvidar tampoco las inseguridades que hay sobre las reservas de petróleo que aseguran el mantenimiento de la actual tecnología de motores, aunque con los nuevos yacimientos de extracción las cosas mejoraron un poco. Durante los últimos años, cuando la previsión de reserva petrolífera se estimaba entre los 35 y 50 años, el aumento del precio del barril de petróleo ha logrado que se hiciera rentable la aplicación de nuevas técnicas de extracción, producción de oro negro que ha hecho posible aumentar en años la estimación del suministro de petróleo mundial. Estimación que ahora sobrepasa los 150 años.

A todo esto, los gobiernos de los países desarrollados mantienen una presión cada día mayor sobre el automóvil. No sólo limitando sus emisiones contaminantes o gravando su adquisición con mayores impuestos, sino imponiendo condiciones -como la de tener que reciclar los vehículos al fin de su vida útil, algo que no se pide a otros productos manufacturados-, que resultan normativas enormemente costosas de asumir y que al final pagarán los compradores con elevados costos del vehículo. Sin embargo, se está todavía a la espera de que esos mismo gobiernos tomen decisiones para el futuro. Que aclaren cuál es su visión de la movilidad y cuáles son sus programas energéticos, una serie de decisiones que no solo influenciarán sus ricos mercados, sino que a largo o corto plazo también todo el sistema viario mundial.

Ante la falta de respuesta, el automóvil se prepara para jugarse el futuro con varias cartas a la vez. Seguirá manteniendo la oferta de los motores de combustión interna y empleando gasolina y gasóleo como combustible, mientras las normas sobre emisiones lo permitan. Se esforzarán en ofertar modelos equipados con propulsores que puedan utilizar biocarburantes -en aquellos países que ofrezcan tal posibilidad- y seguirán desarrollando nuevos modelos con tecnología híbrida, demasiado cara en relación al ahorro que supone. Todo esto a la espera de que se decidan a potenciar de alguna forma la oferta de autos propulsados con hidrógeno, el combustible que no contamina y que cada año más parece ser la panacea del futuro.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas