Un discurso esperanzador

Un discurso esperanzador

El discurso del candidato presidencial del PRD Hipólito Mejía el pasado domingo, es una intervención de suma importancia nacional. Correcto fue el haber identificado al desempleo junto con la falta de una educación pública de calidad, como los problemas prioritarios que deberá enfrentar el próximo gobierno.

Las formas de enfrentar estos graves problemas sociales que propuso el candidato fueron las siguientes. Para la educación,  la de aumentar los recursos públicos destinados a la educación otorgando el 4% del PIB al gasto presupuestal en educación, extendiendo los horarios escolares a 8 horas diarias y creando centros de formación técnico profesional en cada provincia del país. En cuanto a la forma de combatir el desempleo, planteó el recuperar y desarrollar los sectores productivos, incluyendo las zonas francas industriales y otras actividades de exportación; la protección de la producción agropecuaria frente a la importación indiscriminada; la promoción estatal de la innovación tecnológica que eleva la productividad y competitividad de las empresas, como fue el caso de los invernaderos introducidos en su pasada gestión; el apoyo crediticio, fiscal y tecnológico a las pequeñas y medianas empresas (PYMES); la preferencia al uso de los bienes y servicios de producción nacional, en lugar de los importados, en los programas sociales del gobierno. Con esto último, el gasto público en divisas se racionaliza y se impulsa la producción nacional. Programas de prevención de la delincuencia a través de planes proactivos basados en proyectos comunitarios con participación de jóvenes desempleados de los barrios urbanos y las comunidades rurales.

Otro de los graves problemas irresueltos en nuestro país es el de la extrema pobreza y la desigualdad social. Para enfrentarlos, el candidato enfatizó en la ampliación, despolitización y profundización del programa de transferencias sociales condicionadas conocido como tarjeta de Solidaridad, que fue iniciado durante su anterior gobierno. Una plena aplicación de la ley de Seguridad Social, especialmente la cobertura universal de los planes de salud, una descentralización del presupuesto a nivel de los gobiernos municipales en base al principio del presupuesto participativo y de darle el 10 por ciento del presupuesto a los municipios.

El combate frontal al uso improductivo y socialmente estéril del gasto público, mediante la eliminación de la impunidad a la corrupción y la obligación de la rendición de cuentas claras en el uso de los fondos públicos por parte de los funcionarios.

Hipólito concluyó con el compromiso de corregir los errores del pasado, especialmente haciéndose acompañar con los mejores hombres en cuanto a honestidad y capacidad. En efecto, fue  discurso que crea expectativas esperanzadoras.

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