Un discurso, una visión de país

Un discurso, una visión de país

Como mucha/os, esperamos ese discurso cada año, porque es el único que el Presidente nos regala una vez al año. Con impaciencia y esperanza, nos sentamos frente al televisor, por tres horas, aspirando a que algo sorprendente, nos diga. Esperábamos el discurso, (perversidad incorporada) para oír los castigados/as, ¿quiénes se iban? ¡Nos quedamos con el moño hecho: nadie, nada de caras nuevas! Y como a cada discurso, al final, se inició el análisis y las críticas: ¿qué dijo el Presidente, que no dijo, que quiso decir? Es justicia, como una compensación por la espera y las expectativas no satisfechas, tras tres horas de un largo recorrido verbal y visual.
Es a partir de ese discurso que se exhiben en el escenario político las representaciones más significativas para cada actor de la sociedad.
Una expresión, de esas representaciones, son las políticas y programas públicos, pues en ellos se definen los problemas, se legitiman las decisiones, se presentan los resultados y se entienden los procesos.
De antemano, el discurso del Presidente nos sorprendió, -nadie lo resalta-, dijo que él también, tenía un “sueño” que “estaba al servicio del pueblo” situándonos, de antemano, en ese escenario famoso de Washington, donde Martin Luther King manifestó su sueño de país, pero esa imagen y ese mensaje, también proyectan la visión de una misión larga (reelección subliminal izada). Y como, también, inmediatamente asimilo su práctica a “batallas, de estrategias y de planificación” nos recordó-que la política es como una guerra donde el buen estratega gana esa “guerra” que también ganó el prócer Juan Pablo Duarte.
El Presidente, siguió su discurso, mencionando su “legado”, dejando claro que ya se sitúa en la posteridad, invocando un rol prominente en la Historia del país, idea que reforzó con palabras como “destino… rumbo”. Está claro que los que redactaron el discurso de Danilo Medina, lo proyectan en el futuro y nos inducen a una visión de “herencia espiritual” como un líder histórico, nuevo, moderno y humanista.
Por esos motivos, ese discurso se movió intermitentemente -entre lo puramente ideológico y lo propagandístico -con cifras-, y si nos advirtió que no nos hablaría de cifras, y que nos diría “el porqué de las cosas “de “sus propósitos y horizonte” fue, para crear la percepción de que el Presidente ya no le interesa, el presente y sus problemas, sino el futuro (la reelección) y sus próximas políticas de desarrollo, basadas en la clase media, el consumo, el usufructo de las innovaciones tecnológicas (drones, digital y Wifi) y la promoción social (Banca Solidaria). Que solo se construyeran 4,173 viviendas (300 al mes) y que 3,018 ya no tengan pisos de tierra, pasó inadvertido. El mensaje en torno al modelo de sociedad, de clase media consumidora, fue idealizada, era el objetivo del discurso, crear la percepción de perennidad del proyecto presidencial. Esperamos, todavía, la rendición de cuentas del 2017.

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