Cuando se hace la transición de un período gubernamental al nuevo, el cual toma el control, para darle seguimiento a los planes y proyectos dejados por el anterior –lo que se conoce como la teoría de continuación de Estado– se encuentran anomalías y situaciones muchas veces tildados de ilógicos o irrazonables, como es el caso de la compra de útiles escolares, almacenados en el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) por un valor de RD$64,000,000.00, los cuales debieron ser repartidos entre la clase estudiantil más pobre del país, antes de que los mismos se dañasen y fueran declarados inservibles.
Que sepamos, todavía nuestro país no ha sido declarado de primer orden, por lo tanto, permanece en el estado de en vías de desarrollo, lo que significa que debe hacer buen uso de los recursos que por cualquier vía ingresan en sus finanzas.
Perderse aproximadamente 159,000 pares de zapatos valorados en aproximadamente 40 millones de pesos dominicanos.
Todo esto, por desidia del Ministro de Educación al olvidar que este bien es indispensable para la locomoción de los estudiantes pobres, lo cual evita en las localidades rurales, que los mismos se infecten o contaminen circulando descalzo, heridas en los pies y la proliferación de niguas, hongos y mazamorras.
¿Por qué no se distribuyeron entre los estudiantes cuyos padres no tenían los ingresos necesarios para comprarlos? Por el espíritu centralizador que adquieren los funcionarios una vez designados en un cargo.
En ese entonces, el flamante e iracundo ministro era Carlos Amarante Baret, quien además logró un funesto desempeño en la compra de los solares y las edificaciones que se debieron hacer, resultado del 4% para Educación.
Todavía no se ha terminado la liquidación de terrenos y la finalización de pagos por estructuras, algunas de ellas aun no terminadas.
También se encontraban almacenados, muy deteriorados, 74,431 pantalones dañados por hongos y oxido en los cierres, los cuales a su debido tiempo hubiesen llenado las necesidades de estudiantes pobres que no tenían recursos para comprarlos. Sin embargo, las autoridades de Educación echaron por la borda una inversión de RD$23,222.472.00.
El útil más necesario para los estudiantes cargar sus libros y cuadernos son las mochilas. Pero, también se encontraron 1,400 valoradas en casi un millón de pesos.
La tarea que se impone es tratar de reclasificar y seleccionar los equipos o útiles que puedan ser rescatados para evitar una pérdida mayor.
Los ministros que últimamente hemos tenido, han sido muy displicentes y preocupados por su ego. Solo hay que recordar el ministro Melanio Paredes, que se hizo construir un ascensor para su uso personal, saliendo de su despacho.
También ordenó la edición de una historia dominicana en México, haciendo énfasis en Haití y en donde la Academia de Historia no fue consultada y se cometieron crasos errores, que después de haberse desembolsado casi cinco millones de dólares, fue descartada simplemente, sin que este Ministro peledeísta fuese, al menos conminado a devolver lo invertido
Ahora que el Gobierno tiene personas muy calificadas en el Ministerio Público, así como se han empezado diferentes operaciones para recuperar los dineros robados por grupos apandillados, es hora de que se le ponga la proa a estos funcionarios que también defalcaron al erario y permanecen tan campantes como el ”Caminador aquel”.
Si no se ponen ejemplos contundentes de recuperación de lo robado, sea por corrupción o por imposición jerárquica, deben ser penalizados por los derroches y componendas que hicieron o apadrinaron.