Un dominicano perdió vida en acción heroica

Un dominicano perdió vida en acción heroica

Enrique García González, de 29 años, uno de los dos dominicanos que murió en los atentados terroristas en Madrid, España, no fue una víctima directa de esa tragedia, porque encontró la muerte mientras trataba de salvar la vida a otros, dijeron a HOY su hermano Cipriano y su primo Rumaldo Matos Pérez, en conversación telefónica desde la capital española.

Matos Pérez dijo que García González había llegado minutos antes a la estación de Atocha, donde subiría al tren para ir a su trabajo, en una empresa que fabrica conductos de acondicionadores de aire, en Aranjuez.

Eran las 7:39 de la mañana y, de acuerdo con su primo, Enrique estaba parado frente al andén, en el momento en que llegaba un tren cuando a unos 300 metros antes de la parada estalló la primera bomba, los muertos y heridos estaban por doquiera y los sobrevivientes gritaban aterrorizados.

Sin vacilar ni un segundo, prosigue Matos Pérez, Enrique corrió hacia el vagón reventado por la bomba, a auxiliar a los sobrevivientes, pero cinco minutos más tarde, ya dentro del tren, mientras socorría a algunas de las víctimas, fue destrozado por una segunda bomba.

Manifestó que su primo emigró a España en busca de una mejor vida, pero que sólo encontró una muerte trágica, por la sinrazón de quienes no aprecian la vida de los demás.

Indicó que los restos de González Pérez serán traídos a la República Dominicana el próximo miércoles para sus familiares darle cristiana sepultura.

Era padre de tres niños de 8, 3 y 2 años, con dos mujeres y miles de sueños por realizar y fue uno de los 200 muertos de los atentados terroristas que además dejaron 1,400 heridos.

Doce horas tardaron sus familiares en localizar e identificar su cadáver en una morgue «destrozado y bañado en sangre», según dijo a HOY su hermano Cipriano.

Nacieron en Canoa, una pequeña ciudad del municipio de Vicente Noble, en la provincia Barahona. Era hijo de Claudio García, español, y María Estela González Pérez, dominicana.

Tenía cuatro hermanos y en junio del año pasado le mataron uno, Germán de la Cruz González, sargento de la Fuerza Aérea. Los demás hermanos y su padre residen en España.

Cipriano, quien vive a 500 kilómetros de la ciudad de Madrid, dijo que se enteró de los atentados a través de la televisión e inmediatamente pensó en Enrique, pues sabía que tomaba el tren a esa hora en esa misma estación.

Dijo que la trágica muerte de su hermano le produce rabia e impotencia, sobre todo porque no puede hacer nada. Más que su hermano, Enrique era su amigo y compañero de tragos y de trabajo.

Su primo, Matos Pérez, había tomado otro tren 19 minutos antes, por eso no estuvo en el lugar al momento de la tragedia y cuando

se enteró de los atentados, ya estaba en su trabajo, en el aeropuerto de Barajas, donde inmediatamente pensó en Enrique.

«Mi temor era que este hombre estuviera ahí y casualmente era verdad», expresó Matos Pérez entre sollozos, al ser entrevistado por HOY a través de la vía telefónica.

Dijo que este año, Enrique pensaban ir a República dominicana en diciembre «y comprar una yipeta, y beber cervezas y jugar a los gallos», pero todo eso se quedará en sueños, porque ya no vive más.

Ahora, cada vez que aborda un tren para ir a su trabajo, Matos Pérez recuerda a su primo hermano, no siente miedo, pero no puede olvidar su rostro y la tristeza le acompaña en cada viaje, expresó.

Todavía no está claro quiénes fueron los responsables de los múltiples atentados en Madrid, los más graves de toda la historia, pero lo que sí lo está, es que la familia de Enrique quedará marcada para toda la vida por la tragedia del 11 de marzo.

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