Hace algunos meses, tras entrevistarme en su programa matutino en ocasión de la publicación de un libro mío, mi amigo Teo Veras, precursor de innumerables avances de la radiodifusión en Santo Domingo y exitoso empresario, me pidió presentar su enciclopédica obra “Las Telecomunicaciones en América y República Dominicana, origen y desarrollo”, encargo que acepté con alegría, alegría que afortunadamente no desapareció al ver que la obra tiene casi mil páginas.

El libro trae inmensa profusión de detalles que mueven a reflexión sobre las telecomunicaciones y sus avances y acerca de la sociedad dominicana. Por ejemplo, Teo recuerda que en 1883 el gobierno dominicano otorgó una concesión telegráfica a Ramón Emeterio Betances, patriota puertorriqueño exilado aquí.

Quizás evitando desvirtuar la naturaleza apolítica de su obra, en ella no se menciona que esa concesión, dada por Ulises Heureaux (Lilís) fue promovida por Gregorio Luperón para premiar a su amigo y colaborador boricua. Ejemplo de prebenda política, la concesión telegráfica dada a Betances debió ser traspasada a otros pues el patriota puertorriqueño y conspicuo colaborador de Luperón y Hostos no pudo iniciar los trabajos dentro del plazo prometido.

Es posible que, aparte de una amistad de muchas décadas, Teo me haya escogido para presentar su libro debido a que la primera emisora comercial dominicana, HIJK fue fundada y operada por mi abuelo Tuto Báez a finales de los años 20. La emisora tuvo éxito dando a conocer a aficionados que luego se hicieron artistas profesionales, como Negrito Chapuseaux y Antonio Mesa, entre muchos.

Agradezco a Teo que haya rescatado para la historia el recuerdo de este gran pintor, fotógrafo, cineasta y diseñador dominicano, como precursor de la radio comercial del país.

Es notable la generosa disposición de Teo para reconocer los aportes y contribuciones de cientos o miles de dominicanos que son parte de la historia de las telecomunicaciones en República Dominicana.

Un índice onomástico de 30 páginas da testimonio de cómo Teo ha querido consignar los nombres de tanta gente importante, al tiempo que humildemente trata de convertirse él mismo en un simple narrador o compilador, cuando es en justicia un protagonista de primer orden de las telecomunicaciones dominicanas.

El libro de Teo, con 930 páginas, puede lucir intimidante, pero lo recomiendo como una lectura imprescindible para quienes deseen una idea del desarrollo dominicano visto a través de las telecomunicaciones.