Un ensayo auspicioso

Un ensayo auspicioso

En un país como el nuestro, en el que el no pago por la electricidad es una cultura arraigada y la calidad del suministro deja mucho que desear, es   necesario desarrollar iniciativas especiales que permitan revertir los factores negativos que afectan la relación comercial entre usuarios y suplidores.

La falta de pago provoca pérdidas financieras que  perjudican  la calidad del servicio y la supervivencia de las empresas suplidoras. Es un freno para el desarrollo de un  sector tan influyente en la economía nacional.

 Por eso llama positivamente la atención el acuerdo entre la Unión Europea y la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (Edeeste), mediante el cual han quedado formadas las primeras 15 cooperativas  integradas  por  líderes comunitarios para   ayudar a gestionar el cobro y un buen servicio eléctrico en igual número de barrios  del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo. La financiación del plan corre a cuenta de la UE  y Edeeste, que invierten en esto 95 millones de pesos.

Auguramos éxito a esta gestión que busca educar a los usuarios sobre cómo hacer uso eficiente de la electricidad, las ventajas de pagar puntualmente por el servicio, y mejorar para los sectores intervenidos la calidad del suministro. Es un punto de partida que podría multiplicarse para  hacer sostenible y confiable este servicio vital.

A desocupar esas escuelas

El desplazamiento a refugios seguros de  miles de personas que residen en lugares vulnerables fue una medida de prevención necesaria ante la inminencia del paso del huracán Irene.

Muchos planteles escolares están todavía ocupados por damnificados, muchos de los cuales quedaron sin viviendas. Según dato oficial, hay 2,213 personas alojadas en 22 refugios, entre ellos 10 escuelas, en San Cristóbal y  San José de Ocoa.

Con el año escolar en marcha y tomando en cuenta el déficit de aulas, es necesario que los refugiados en escuelas sean llevados a otros lugares bajo una solución humanitaria.

Hay miles de escolares que no han asistido a clases porque las escuelas en las que estudian están ocupadas por damnificados.

Es necesario apurar una solución.

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