Un episodio increíble de la historia dominicana

Un episodio increíble de la historia dominicana

Diomedes Núñez Polanco

-II-
Un episodio increíble de la historia dominicana. El presidente Carlos Felipe Morales Languasco inició un levantamiento armado contra su propio Gobierno en la Nochebuena de 1905, como explicamos en un artículo anterior. A causa de la crisis política en que se encontraba el país, la mayoría de sus ministros y las personas que seguían con atención los acontecimientos de aquellos agitados años esperaban lo peor para el mandatario.

Los ministros Emiliano Tejera, de Relaciones Exteriores, y Federico Velázquez, de Hacienda y Comercio, fueron los más sorprendidos con la acción de Morales Languasco, pues poco antes habían conversado animadamente con él.

Morales salió de la ciudad en altas horas de la noche. Lo acompañaba el general Enrique Jimenes. Se sumaron a unos treinta partidarios suyos que los esperaban en las cercanías de la Capital para trasladarse a Azua. De ahí lanzarían una proclama al país anunciando el inicio de una revolución que le permitiera tomar el poder completo.

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Aunque era jefe del Gobierno no contaba con el control del Estado, que era dominado por el Partido Rojo u horacista, al que llamaban coludo o rabú, cuyo líder de entonces era el vicepresidente Ramón ( Mon) Cáceres.

El Presidente solo tenía apoyo de los amigos suyos que formaban parte del gabinete. Desde que llegó a la Presidencia de la República Dominicana rompió con los jimenistas, con quienes volvería a aliarse después. Al enterarse de la acción los miembros de su gabinete contrarios a Morales enviaron tropas con el propósito de capturarlo, y convocaron inmediatamente el Congreso para acusarlo de alteración del orden público.

A ese organismo colegiado le correspondería juramentar al nuevo presidente de la República Dominicana, Ramón Cáceres, entonces en el cargo de vicepresidente.

La insurrección de Morales Languasco estaba condenada al fracaso debido a que carecía de apoyo económico, social y popular. Antes de llegar al poblado de Haina el levantamiento había muerto en el cascarón.

La acción pudo haber creado un considerable movimiento de opinión si el exsacerdote no se hubiera fracturado una pierna en la manigua, detalle revelador de las debilidades materiales y sociales de nuestro país, donde un pequeño accidente podía cambiar el curso de un levantamiento cuyo propósito era tomar el poder político y militar de la nación.

La crisis política desatada entre horacistras y el presidente Morales, ex jimenista que se unía nuevamente a sus antiguos compañeros, había llegado a su máxima expresión: la guerra. Morales usó un vapor de la Armada Nacional, el Independencia, para llevar a cabo sus proyectos.

Entonces contaba con el apoyo de los jimenistas en la Línea Noroeste y en otras partes del país, aunque a última hora le falló el gobernador de Azua. Los generales Desiderio Arias y Demetrio Rodríguez habían iniciado en Monte Cristi la revolución en favor de Morales. Poco después el general Rodríguez moría en combate mientras dirigía un ataque a Puerto Plata.

La causa inmediata de la crisis que obligó al mandatario a levantarse contra su propio Gobierno, en la Nochebuena de 1905, fue el incidente en que se vio envuelto su cercano colaborador Fermín Pérez, gobernador de Puerto Plata. En esa ocasión resultó gravemente herido el horacista Miguel Ángel Ramírez, comandante del puerto de esa ciudad, lo cual hizo suponer a los coludos que esa acción obedecía a un plan del presidente Morales y sus allegados para adueñarse totalmente del poder.

Los partidarios de Mon Cáceres insistieron en aprovechar cualquier oportunidad para restarle autoridad al mandatario.

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