Nadie puede decir, ni dentro ni fuera del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que Lidio Cadet va a prestarse para hacerle coro el embajador de los Estados Unidos, mucho menos si al hacerlo perjudica a su gobierno y el partido que construyó, desde sus primeros cimientos, junto al profesor Juan Bosch, pues su vida es el mejor ejemplo de que no todos sus discípulos desertaron vergonzosamente de sus enseñanzas y principios éticos. Pero sin querer queriendo sus declaraciones revelando que la Dirección de Ética e Integridad Gubernamental ha visto incrementarse “en los últimos días” las denuncias de ciudadanos sobre actos de corrupción cometidos por funcionarios del gobierno le dan la razón a James W. Brewster, quien por cierto anda por ahí de lo mas quitado de bulla (¿cómo se dirá eso en inglés?) luego del ramplimazo presidencial. Desde luego, siempre podrá argumentarse, porque el papel lo aguanta todo, que lo que realmente se ha incrementado es la percepción de los ciudadanos de que hay corrupción en el gobierno, pues el funcionario también dijo que de los “cientos de denuncias” que recibe diariamente su oficina hasta ahora solo una tiene los méritos suficientes para ser investigada y, eventualmente, enviada a la justicia. Sea lo que sea lo cierto es, insisto, que nadie puede culpar a Lido Cadet, abordado por los periodistas en el Palacio Nacional, de hacerle el juego a Brewster y sus urticantes críticas a la corrupción, pero el gobierno está tan susceptible con ese tema que no descarten ustedes que el Director de Ética sea llamado a capítulo por haber cometido un error imperdonable para un político de estos tiempos, sobre todo si está en el poder y tiene tanto que perder: decir la verdad.