Confieso que cuando leí la información me sorprendí y alarmé, tanto así que llegué a pensar que se trataba de una confusión o un error, por lo que entiendo perfectamente la reacción del Procurador General, Francisco Domínguez Brito, a las declaraciones ofrecidas por el doctor Sergio Sarita Valdez a un programa de televisión donde denunció que el Instituto Nacional de Patología Forense se ha limitado a realizarle autopsias únicamente a las personas que mueren de causas naturales. “Eso debe ser un error en la nota, porque ustedes todos saben que desde hace ocho años en Azua existe el INACIF, en San Pedro, en Santiago, en San Francisco y en la provincia Santo Domingo. Creo que hubo un error en la nota”. Pero lo verdaderamente preocupante de las declaracciones que se le atribuyena al doctor Sarita Valdez es la razón por la cual eso estaría ocurriendo: con esas autopsias, según Sarita, Patología Forense dicen verdades que incomodan a los responsables de investigar las muertes violentas. Nadie que viva en este país duda que la Policía puede llegar a molestarse cuando un experticio forense contradice su versión de que este o aquel supuesto delincuente murió en un intercambio de disparos con sus agentes, pero de ahí a que por esa razón se dejen de practicar las autopsias a las muertes violentas parece haber un gran trecho, y tan largo que resulta difícil creer que las autoridades se hayan atrevido a recorrerlo. ¿Se trató entonces, como sugirió el Procurador General, de un error del periodista que redactó la reseña de la entrevista? ¿Exageró la nota el reconocido patólogo? ¿O ciertamente eso está ocurriendo, y debemos agradecerle que diera la voz de alarma? Como ya Domínguez Brito dijo lo que tenía que decir, el doctor Sarita Valdez es quien tiene ahora la palabra.