Un espejo perdido

Un espejo perdido

MARIEN ARISTY CAPITAN
Una paleta de tonos naranja se dibujó frente a nosotros para mostrarnos el mejor rostro del alba. Detrás de ella, un mar que serpenteaba y una playa vestida de piedras y una arena cobriza. El día se anunciaba largo, la mañana se inquietaba con una fría brisa marina y nosotros, agitados, pensábamos en la Venezuela que dejábamos atrás.

Eran las nueve de la mañana. Estábamos en La Guaira haciendo tiempo para ir hasta el aeropuerto y pensamos, con todo el tiempo por delante, en que tanto madrugar nos sirvió para evitar un tapón de tres horas y descubrir, modesta pero sencilla, a una rústica playa que es capaz de levantarle a cualquiera el alma.

Y hacía falta levantarla. Aunque temprano, aquel domingo había una frase que me carcomía por dentro: Venezuela, un territorio libre de analfabetismo desde octubre pasado, destina el 8% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la educación. Con una inversión escalonada a través de los últimos siete años, esto se ha traducido en que el 49.5% de los venezolanos están estudiando actualmente (en los distintos niveles, desde el inicial al universitario).

Escuchar al viceministro de Educación de Venezuela, Armando Rojas, decir esto fue algo muy doloroso cuando pensé que nosotros este año apenas invertiremos un 2% de nuestro PIB.

Entonces uno se pregunta, ¿dónde se ha quedado el espejo? República Dominicana quiere salir del analfabetismo pero, lamentablemente, no ha aprendido a mirarse en el espejo de las naciones que sí han logrado tener un sistema educativo funcional. Pero lo más duro de esto es ver hasta qué punto la supuesta voluntad política y el famoso compromiso de nuestros políticos no es más que uno de los ingredientes del tratamiento al que nos tienen sometidos.

¿Por qué tratamiento? Parafraseando a otra persona, la palabra tratamiento habla de algo muy simple: mientras tú tratas, yo miento. Así pues nosotros tratamos de confiar en nuestros políticos (como buenos imbéciles, sí, pero lo hacemos) y ellos nos mienten una y otra vez.

En otros casos ellos hacen el ?tratamiento?: tratan de convencernos de que no están mintiendo. El último de estos tratamientos tiene que ver precisamente con el presupuesto: mientras trataban de hacernos creer que no lo aprobaban porque querían que fuera más justo, nos mentían de la forma más burda. De lo contrario, ¿se explica que lo hayan aprobado justo cuando el gobierno haya decidido sumar RD$371,325,464 a los RD$1,301 millones que recibirán las 3,649 Organizaciones No Gubernamentales que nosotros mantenemos?

Para nadie es un secreto que muchos legisladores «apoyan» diversas instituciones de este tipo. La lectura que podemos sacar de esto es realmente pesimista puesto que nos estarían diciendo que ellos sólo velan por sus propios intereses. Es que, si vemos lo que han asignado a instituciones que trabajan muchísimo, habría que preguntarse hacia dónde va el resto del dinero. ¿Ejemplos? Corazones Unidos recibirá $39 millones; Rehabilitación, $35 millones; Instituto Dermatológico, $21 millones; Hogar Crea Dominicano, $16 millones; el Instituto de Cardiología, $12 millones; y el Instituto Oncológico, $12 millones.

Amén de lo útil o inútil que puedan ser algunas ONG’s, tan sólo queda decir que mientras no cambiemos de forma de pensar, jamás dejaremos de tener analfabetos. Ser letrados, recordémoslo, es mucho más que aprender a leer y escribir.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas