Un espía al servicio de la Reina

Un espía al servicio de la Reina

POR PASTOR VASQUEZ
Un día de abril de 1961 un joven leía un libro debajo de un árbol cuando de repente irrumpió una patrulla mixta, comandada por un mayor de la Fuerza Aérea, y comenzó a golpear sin piedad al muchacho.

El único pecado del joven era ser diferente, tratar de avanzar en una sociedad llena de injusticias y limitaciones. Lo acusaban de comunista, porque siempre estaba callado, con un jorobado libro en las manos.

Lógicamente, ese día no se lo llevaron por comunista. Se había incendiado el campo 99 y en la época de Chapita ese era un pecado capital.

El único culpable de ese incendio debía ser un joven extraño, leedor de libro, que no jugaba pelota, que no volaba chichigua y era haragán por demás, según decían las malas lenguas.

Y como el comunismo es tentador y entra por cualquier recóndito lugar de esta media isla y como viene acompañado ese comunismo del mismo demonio, porque es ateo y disociador, puede entrar en la cabeza de cualquier muchacho debilucho, dado a leer libros raros.

Así, la tropa del infeliz mayor de la Fuerza Aérea, cuyos sueños deben estar adornados de infernales pesadillas, si es que aún vive, no tuvo mayores dificultades para encontrar al culpable del incendio del campo 99.

Sobre Bernavé Vásquez Contreras, que hoy anda sonámbulo en los trillos de Ceiba 12, porque su cerebro no sirvió para nada después de la golpiza, se tejieron toda clase de descabelladas historietas hasta llevarlo al abismo, hasta cortar de cuajo ese sendero de luz que llevaba. Su pecado: ser diferente.

Esto viene al caso porque hace años yo sufría las consecuencias de las malas lenguas que de mí tejían tantas hazañas digna de Hércules Poireaux (creo que así se escribe), de Aghata Christi, o Sherlock Holmes, de Sir Arthur Conan Doyle.

Un día le comenté a una buena dama, que siempre ha sido madrina en estos afanes de avanzar y ser diferente, sobre mis angustias por los inventos de la gente. Entonces, ella me dijo: “Morenito, no haga caso y sigue avanzando, dile a la gente que tú eres un espía al servicio de la reina de Inglaterra, dile que ella te llama todos los días para consultarte sobre sus decisiones en el palacio, ese que tiene un nombre raro”.

Luego, me tendió su mano perfumada y me dirigió una sonrisa y a seguidas me dijo: “Sé sencillo como paloma y astuto como serpiente”.

El erizo es un animal bronco. Resulta que al erizo uno le va a dar una caricia y enseguida lanza miles de flechas. El erizo agrede por naturaleza, es desconfiado, es su defensa.

Nunca he agredido a nadie, pero en la oscuridad siempre alguien inventa una fábula sobre mi persona, ya sea por envidia o por celo profesional. Esas personas del averno me atribuyen más poder que el que me otorgan las circunstancias, olvidándose ellos que lo único que soy es un morenito de Ceiba 12, que conoció la ciudad cuando cumplía 15 años.

Esas horrendas figuras del averno vuelven a lanzar dardos envenenados, pero no tienen capacidad ni para inventar una historia, pues son tan descabellados que nadie les cree. A ellos sólo les exhorto a estudiar, a leer más y más, a levantarse a las cuatro de la mañana para coger un bendito libro. También que aprendan idiomas para que opinen y que me sigan desafiando, que ya aprendí a agredir como el erizo.

Buena suerte amigos, y soy el mismo moreno humilde que visita a su madre y a todos los vecinos en la comunidad de Ceiba. ¡Ah!, también soy un espía al servicio de la reina de Inglaterra.

ceyba@hotmail.com

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