Un estado binacional

Un estado binacional

Bélgica es un “estado binacional” donde flamencos y valones conviven, con dos idiomas, dos sistemas educativos y una discrepancia perpetua. Se ha propuesto que la República Dominicana y Haití formen un “estado binacional”, con todas las consecuencias políticas, económicas, sanitarias, administrativas, culturales, que esa nueva organización lleva implícitas. Tal vez convenga que los expertos en derecho constitucional, nuestros economistas especializados en cuentas nacionales, sociólogos, educadores y politólogos, hagan “proyecciones” o ejercicios de imaginación, sobre dicho “estado binacional”. Después de intentar determinar si tal proyecto es “hacedero” o viable, habría que preguntar sobre lo más importante, tratándose de un asunto social y político.

Y lo más importante, a mi juicio, es saber si existe el consentimiento de ambas sociedades para formular una Constitución común que regule ese hipotético “estado binacional”. El consentimiento es la base de la legitimidad jurídica. Las consultas electorales, los plebiscitos, están fundados en que “la soberanía reside en el pueblo”. La unión de las trece colonias que crearon la nación norteamericana, se hizo a base de “el consentimiento” de todos los participantes. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, se organizó por la fuerza. Stalin, quien fue “comisario de las nacionalidades”, impuso dictatorialmente la unidad de lo diverso. Al desaparecer el gobierno totalitario, desapareció también aquella falsa unidad.

No hay más que leer “Papeles de El Federalista” para apreciar el valor que los padres fundadores de los EUA daban a “el consentimiento” de los pueblos para sus grandes asuntos públicos. Hace once años escribí: “Los Estados Unidos de América no desean recibir haitianos en su territorio. Los nacionales de ese país vecino de la RD son, en su mayoría, pobres y sin educación superior; un porcentaje elevado de analfabetismo es la resultante de varios siglos de pobreza y violencia. En adición, en Haití hay un sombrío panorama sanitario: sida, sífilis, tuberculosis, son enfermedades muy extendidas”.

La “geopolítica” ha resultado fatal en la historia de esta isla, situada en una posición central del archipiélago antillano. Sin embargo, es preciso enfatizar que todo cuanto se ha construido “contra natura y contra historia” está condenado de antemano al fracaso más estrepitoso. Para que unas entidades colectivas permanezcan unidas es imperativo el consentimiento de las mayorías.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas