Un Estado con dos economías

Un Estado con dos economías

El Estado dominicano tiene dos economías disímiles, una de las cuales es, en muchos aspectos,  parasitaria de la otra  y se rige por criterios de opulencia y despilfarro. En un lado está la economía que maneja el Gobierno Central, con unos rigores muy específicos, y en el otro lado está la economía que administran los organismos descentralizados y autónomos, con criterios muy liberales, que permiten otorgar sueldos lujosos, altas prestaciones y cobertura de gastos personales difíciles de justificar.

Toda esa bonanza en los organismos autónomos y descentralizados se carga a la economía central del Estado, que tiene que asumir de manera consolidada los déficit que generan esos organismos. Ahí encajan, por ejemplo, los fondos para pensiones complementarias, que el Poder Ejecutivo suprimió mediante el decreto 616-12. Estos fondos en la mayoría de los casos se nutrían de los presupuestos de las instituciones, no eran un ingreso independiente.

Para el Gobierno Central, la supresión del estilo libertino de los organismos autónomos y descentralizados  representará un ahorro considerable y muy útil en el esfuerzo de mejorar la calidad del gasto público y contribuir a cubrir el déficit fiscal. Un Estado no puede darse el lujo de tener un Gobierno Central austero mientras su parte descentralizada y autónoma vive en opulencia y tirando las puertas por las ventanas.

Formación de maestros

Los resultados del más reciente concurso efectuado por el Ministerio de Educación para contratar maestros confirman la necesidad de  un mayor énfasis en la formación de educadores. Además, es un cuestionamiento muy oportuno a  la calidad de la formación que imparten algunas academias de educación superior. La tercera parte de quince mil aspirantes a ser contratados para impartir docencia reprobó los exámenes de admisión, lo que revela un déficit muy pronunciado en cuanto a disponibilidad de educadores aptos para enseñar.

Lo que ha surgido de este concurso es un diagnóstico que el Ministerio de Educación debe aprovechar  para planificar la capacitación de maestros, con énfasis en la calidad docente y en la cantidad. El Ministerio no tendrá en 2013 dificultades financieras que le impidan asumir esta tarea, toda vez que su presupuesto equivale a un 4% del PIB.

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