Un Estado irresponsable

Un Estado irresponsable

Hubo de suicidarse uno más matado
Por la corrupción de un Estado irresponsable Para que el dolor social le duela como propio.

Cinco años atrás, el nombre de César Pérez no sonaba en mis oídos. No le conocía personalmente. Tampoco sabía lo que me bastaría después saber de él para admirarlo. Apreciar su valía como ser humano, su integridad ciudadana, profesional y docente, como intelectual de fuste solidario, comprometido con los desposeídos de la tierra y de su tierra, víctimas de la marginación y de su ignorancia trabajada o su inocencia.

El pasado jueves 2 de octubre en la Sala Julio Ravelo del Instituto Tecnológico, tras una excelente presentación de Fausto Rosario que destacara su recia personalidad, su historial político, su vertical trayectoria y la lectura del prólogo escrito por el Decano Leopoldo Artiles, César puso en circulación, con palabras de gratitud, su nuevo libro titulado “Mucho Gobierno y Poco Estado” donde analiza con espíritu crítico y estilo impecable la realidad política-social recogida en más de 200 artículos de actualidad, publicados en la prensa digital y escrita, mereciendo la cálida aceptación de sus lectores y adversarios que reconocen la seriedad y profundidad de sus planteamientos, de su ética y la legitimidad moral de la causa que defiende y es motivo de preocupación constante.

Muchos gobiernos (malos) y pocos Estado (responsables) es, en síntesis, lo que tenemos, la causa primaria de nuestra desgracia nacional, pero no insalvable. ¿O no es verdad que en gran medida somos nosotros, ciudadanos y ciudadanas, responsables de la irresponsabilidad de Estado y sus gobiernos? ¿Acaso toda esa lacra que ha invadido e invalidado el aparato estatal, sus fines, sus poderes constitucionales y facticos, sus órganos de gobierno y sus instituciones, no son productos legitimados de nuestra voluntad, santificada con nuestros votos y por esa insana desidia que se acomoda y se disfrazada de impotencia y solo circunstancialmente se manifiesta en débiles protestas cuando ve correr la chorrera de la corrupción y la sangre que salpica de los otros derramada?

Tal como lo plantea con indudable acierto Simone de Beauvoir: “El problema de la libertad del ser humano, de la responsabilidad de cada uno de sus actos frente a los demás, la contradicción entre la ética y la política, las antinomias de la acción y la ambigüedad de la moral, se despeja cuando descubre que el sentido de su existencia individual está indisolublemente ligado a la de los demás.”

Y es ese el gran desafío de nuestros tiempos, tan grave como ineludible si queremos sobrevivir y ver crecer junto a nuestros hijos a aquellos que viven en total desamparo. Cómo articular, de qué medios valernos, qué hacer para compactar y concientizar moralmente una sociedad fragmentada y empobrecida que pugna por ser libre, democrática, integracionista, siendo tan desigual, tan injusta y discriminada por los malos gobiernos y la irresponsabilidad del Estado. Nos toca a nosotros, solo a nosotros, no solo entenderlo también decidirnos si queremos en verdad revertir las cosas.

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