En un esfuerzo por legitimar aspiraciones a modernizar la fiscalidad con más impuestos, el Gobierno hizo gala de su capacidad para planificar obras que ya identifica para un uso cabal y desarrollista de los más de 110 mil millones de pesos, y hasta más, que captaría adicionalmente.
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El pregón de tan positiva disposición a llenar vacíos de ejecutorias, y que el Estado sea de plenitudes para los contribuyentes, coincide con cifras que muestran un importante retraso en la aplicación de recursos asignados en el presupuesto 2024 para gastos de capital. A 84 días de finalizar el año cerca de cien mil millones de pesos están sin salir de las reservas oficiales. Esto mientras importantes proyectos sanitarios están a mitad de camino, existe notable retraso en completar obras viales incluyendo algunas de mucha envergadura como la ampliación de la autopista Duarte todavía obstaculizada y peligrosa para viajeros; y se registra una aguda escasez de cupos para estudiantes en planteles públicos lo que obligó al ministerio a enviarlos a colegios privados acrecentando el costo de impartir clases. La infraestructura para expedir y renovar pasaportes ha sido superada en capacidad de servir desde hace más de tres años porque solo alcanzaría para una población menor que hace tiempo quedó atrás faltando decisiones que la coloquen a la altura de estos tiempos; y son visibles en varios sitios ruinas modernas de planteles truncos. Reformarse a sí mismo para agilizar sus inversiones es también tarea a emprender desde el Estado.