¿Un estafador o una mentirosa patológica?

¿Un estafador o una mentirosa patológica?

¿Un estafador que utilizó su fama de «papá de Estados Unidos» para traicionar la confianza de las mujeres drogándolas y abusando sexualmente de ellas o un hombre casado que fue engañado por una mentirosa patológica que buscaba dinero?

Tanto la defensa como la fiscalía presentaron este martes sus argumentos finales en el segundo juicio por agresión sexual a Bill Cosby y el primero a una celebridad en la era del üMeToo.   Ahora resta que el jurado delibere.

El desprestigiado actor de 80 años podría pasar el resto de su vida tras las rejas si es declarado culpable de asalto indecente agravado contra Andrea Constand, una canadiense que trabajaba en la Universidad de Temple, en enero de 2004.

El caso ha destrozado el legado del actor que alguna vez fue adorado por millones de personas por su papel como el entrañable padre y obstetra Cliff Huxtable en la exitosa serie de televisión «The Cosby Show» (1984-92).

«¿El perpetrador de esa estafa?», preguntó la fiscal Kristen Feden, dando vuelta al argumento principal de la defensa respecto a que Constand es una estafadora y manipuladora, en un dramático alegato final del juicio.

«¡Ese hombre!», gritó, avanzando a gran velocidad hacia un impasible Cosby en la corte de Norristown, en los suburbios de Filadelfia.

Feden dijo que Cosby usó su fama para ganarse la confianza de mujeres incautas, y que dopó deliberadamente a Constand para que no pudiera defenderse de sus avances.   Otras cinco mujeres testificaron que Cosby era un violador en serie y un depredador sexual que se aprovechó de ellas de una forma similar.

«¿Se ríe porque le parece gracioso?», lanzó la fiscal en un momento, aparentemente en respuesta a un gesto del actor. «No hay nada gracioso en esto, señor Cosby. Y no hay nada gracioso en cinco mujeres diferentes, además de la señora Constand. Seis, siendo inhabilitadas».

Cosby sostiene que le dio a Constand un antihistamínico de venta libre para que bajara su nivel de estrés y que las relaciones fueron consensuadas.

 «Mentiroso patológico»

Constand, en tanto, sostiene que Cosby le dio tres pastillas azules, diciéndole que la ayudarían a relajarse, pero la hicieron quedarse dormida. Al volver en sí, él le había introducido los dedos en su vagina y le había colocado su mano sobre el pene.

La fiscal dijo que el caso se trataba de la confianza, la traición y la incapacidad para consentir, arremetiendo contra los «viciados» y «sucios» intentos de la defensa de desprestigiar a las acusadoras de Cosby.

La defensa del actor instó al jurado a absolver a su cliente en los tres cargos de asalto indecente agravado y salvar a un anciano «distinguido», legalmente ciego, de la «ruina absoluta».

«El señor Cosby debe ser absuelto de todos los cargos. Debe salir de aquí libre», dijo el abogado defensor Tom Mesereau. «Es un hombre distinguido. Seguramente cometió algunos errores, pero no es un delincuente».

«Están lidiando con una mentirosa patológica, miembros del jurado», dijo Mesereau, que se refirió a Constand, de 45 años, como una «estafadora» que persiguió al actor para luego acusarlo falsamente y embolsarse 3,38 millones de dólares en un acuerdo civil en 2006 para escapar de sus deudas.

Mesereau detalló las supuestas inconsistencias en el testimonio de Constand ante la policía y en sus declaraciones juradas.

El primer juicio de Cosby fue anulado en junio pasado después de que el jurado no pudo llegar a un veredicto unánime tras seis días de declaraciones y 52 horas de deliberaciones.

La testigo estrella de la defensa es una exempleada de la Universidad de Temple que afirmó que Constand habló de querer tender una trampa a una celebridad para conseguir dinero.

 «No somos copos de nieve» 

Expertos han discrepado sobre si el estado descrito por Constand era consistente con la ingesta del antihistamínico de venta libre o con Quaaludes, un fármaco de entretenimiento en los años 70 que Cosby admitió en 2006 que había obtenido con el objetivo de tener relaciones sexuales.

La exfiscal federal Kathleen Bliss, también del equipo defensor, descartó cualquier influencia que el auge del movimiento üMeToo pudiera ejercer en el juicio.

«El imperio de la mafia no es el debido proceso», dijo Bliss, haciendo referencia a las cazas de brujas, los linchamientos y el macartismo como «horribles períodos en los que la emoción, el odio y el miedo nos abrumaron».   «No hay una sola mujer aquí que no haya sentido el dolor… de sentirse menos», dijo. Pero las mujeres «no son copos de nieve», afirmó. «Rechazamos el chisme, la especulación y las falsas promesas».

Los fiscales inicialmente se negaron a reabrir el caso, pero lo hicieron en 2015 argumentando que habían salido a la luz nuevas pruebas, cuando una avalancha de mujeres acusó públicamente a la estrella por décadas de abusos.