POR ÁNGELA PEÑA
Mientras en diferentes países del mundo escritores y cineastas afirmaban o insinuaban la existencia de relaciones amorosas entre Jesús y María Magdalena que darían por fruto una descendencia del Maestro supuestamente ocultada por algunas religiones, José Madera se dedicó a investigar los Evangelios Apócrifos, la recopilación de los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los Hechos de los Apóstoles, la historia de judíos, israelitas y emperadores romanos, entre otros documentos, y desmiente la versión en una obra rica en detalles de la vida del Nazareno, sus familiares, discípulos y todos los que le acompañaron, persiguieron, juzgaron o condenaron en su paso por la tierra.

Episodios del Cristianismo, que originalmente iba a llamarse La rebelión de los primos porque la mayoría de los evangelistas tenían ese parentesco con Jesús, está dedicado a María Cleofás, la otra María, la hermana elegida, cuya gloria, según el autor, ha sido opacada por equivocadas interpretaciones del Nuevo Testamento. Reivindica a San José, de quien apenas se habla, asegura, e inicia con una cita del Rabí de Galilea, que recoge San Marcos: No hay cosa secreta que no deba ser descubierta; y si algo ha sido ocultado, será sacado a la luz. Quien tenga oídos para oír, que oiga.

José Madera, un exitoso comunicador social que es además abogado y educador, adquirió fama en diferentes medios escritos por sus profundos trabajos de investigación histórica. Mantiene en Santiago de los Caballeros un programa radial de gran audiencia, Naiboa Dominicana, que se transmite por Radio Amistad. Alejado del diarismo, más no del periodismo, ha ganado varios concursos de ensayos. Publicó su primera novela en el 2003, Pasado Pesado. El genoma de la Corrupción, producto de una minuciosa labor de búsqueda en torno a las primacías sabrosas y escandalosas ocurridas en Santiago entre 1508 y 1521.

Jesús y las mujeres

La falsedad en torno a la presunta unión conyugal de Jesús y María Magdalena no es la única revelación de Episodios del Cristianismo. Hubo otras mujeres enamoradas del Mesías, consigna Madera, como Salomé, quien cuenta en el volumen su convencimiento de que el llamado rebelde odiaba la fornicación. En una ocasión nos visitó y estuvo un tiempo en mi casa. Dejaba que durmiera en mi cama tratando de seducirle. Nunca lo permitió. Por eso, un día me molesté con él y le dije: ¿Tú quién eres, hombre? ¿De dónde has salido para haberte metido en mi cama y haber comido en mi mesa? Me respondió: Yo soy aquel que se ha producido de aquel que es su igual. Me ha dado lo que es de mi Padre. Recordé que es hijo de Dios. Entonces me calmé y le dije: Soy tu discípula. Agrega que por un tiempo estuvo enamorada de él y trataba de llamar su atención fingiendo seducir al mellizo Tomás y a Bartolomé para darle celos.

La confesión de Salomé se produce tras la Magdalena negar que la hija que llevaba en su vientre fuera herencia del maestro. Hubiera querido que fuera de él, pero no lo es, manifestó, asegurando que la criatura podría ser del mercader que divertí momentos antes de que los judíos me lanzaran piedras y Jesús interviniera para salvarme.

El Maestro nunca me tomó. Una noche, creyendo que actuaba con hipocresía, sentí deseos de él y logré burlar la vigilancia de Simón Pedro llegando hasta su lecho. Le acaricié los cabellos y la barba y acercaba mi rostro al suyo para besarle. Pero despertó e interpuso su poderosa mano para atajarme. Me miró con sus brillantes ojos sin decirme nada. Sentí un fuerte escalofrío, me puse temblorosa y me sumí en un sueño profundo. Al día siguiente él no estaba a mi lado. Muy confundida intenté beber sabina pero algo me lo impidió. Luego entendí que no debía interrumpir el embarazo. Todo este tiempo guardé el secreto porque quería que muchos supieran que Jesús no es como los emperadores de Roma, que han tenido predilección por los varones.

María Cleofás comunica las sospechas que tenía de que la niña del vientre de la Magdalena no era de Jesús porque, en una ocasión, dice, cuando unos fariseos de Judea le preguntaron su opinión sobre el matrimonio y el sexo, Él les dijo firmemente: Hay hombres que han nacido incapacitados para el sexo. Hay otros incapacitados que fueron mutilados por los hombres. Hay otros todavía que fueron tales por el reino de Dios. Entienda el que pueda.

Los relatos se suceden entre el grupo que huyó de Jerusalén ante la embestida de los herodianos y sus aliados, fariseos y saduceos, conformado por María Judas, la madre de Jesús; sus hermanas Marta Zebedeo y María Cleofás; su vecina Susana; su sobrina Salomé; Juana, quien fuera la esposa de Cuza, el contable de Herodes y por la más fervorosa defensora de las ideas del Maestro, la arrepentida María de Magdala. Las acompañaba Jonás, apodado Marcos, hijo de Leví y nieto de María Cleofás, según la descripción de Madera. La Magdalena, quien dio a luz a María Cristina durante la travesía, contó de los celos que despertó en algunos apóstoles la predilección de Jesús hacia ella.

La obra escrita por José Madera, de 208 páginas, narra en lenguaje sencillo, ameno, en diálogos breves matizados por citas y palabras de Jesús, otros acontecimientos bíblicos impresionantes, como el martirologio de Esteban, la traición de Judas, las arbitrariedades del Sanedrín, la resistencia social y política reinante en Israel, las conspiraciones contra los emperadores romanos, las tropelías de Calígula, la rebeldía y posterior conversión de Pablo, los milagros del Señor a sus discípulos perseguidos y los que estos, a su vez, realizaron, los escándalos de la corte de Galilea, Samaria y Judea, las actuaciones de los cortesanos del imperio, las ansias de poder de Agripino, las crueldades de Agripina, las amantes de los reyes, la preferencia de Nerón por los varones y su odio hacia las mujeres… El imperio sigue tambaleándose. Ya pocos respetan a Nerón, que luce ahora que es un joven envejecido, atormentado, cuasi loco y por demás, afeminado. No usa cinturón y sí un paño de colores en el cuello, relata.

Tras la verdad

José Madera declaró que su motivación para escribir Episodios del Cristianismo fue el hallazgo de una alegada carta enviada por Hernando Colón a su hermano Diego, ambos hijos del Almirante, en la cual comentan sobre la vida de Jesús, sus hermanos y sobre la familia que había tenido con María Magdalena.

El periodista, fervoroso católico tenido como un hombre de Iglesia, manifiesta que es posible que esta versión reseñada en la misiva sea la que trazó el camino que han recorrido algunos escritores obsesionados por confirmar criterios equivocados o por detractar la vida de Jesús y su familia, y con él a todos sus seguidores. Incluso, algunos tratan de demostrar que no fue eunuco ni tampoco hijo de Dios, sino que simplemente se trató, en el caso de aquellos que admiten su existencia, de un líder político-religioso que combatió a los romanos.

La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, fue lo que lo impulsó definitivamente a investigar en busca de la verdad, afirma, porque palpó en la película la presencia de la Magdalena y la ausencia de San José. Citó a Dan Brown y su Código Da Vinci y confesó que él, como cristiano, se planteó: Si Jesús predicó siempre la búsqueda de la verdad, pues vamos a investigar. Concluyó descartando que el embarazo de la llamada pecadora fuera de Jesús, porque El Maestro lo que más rechazó en su ministerio fue la hipocresía. Si la Magdalena hubiera sido su mujer se hubiese llamado María Jesús, y Jesús, en esa época, demostró un gran carácter, no es verdad que si hubiera sido su hijo actuaría con miedo, mucho menos con hipocresía.

El escritor, que define este trabajo como novela histórica, nació en Monción el 16 de octubre de 1952, hijo de Alicia Catalina Madera y de Tulio Quintero. Está casado con Irma Oropeza, madre de sus hijos Catalina María, José Raúl y Miguel Eduardo.

En la introducción de Episodios del Cristianismo, escribió: Debemos estar conscientes de que siempre habrá rumores y fábulas, verdades y especulaciones sobre el paso por este mundo terrenal del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús de Nazareth, el personaje más importante de la historia.