Un futuro crítico

Un futuro crítico

Hasta el momento de escribir este artículo, en el país se perfilan dos potenciales candidatos presidenciales; uno del PRD y otro por el PLD, mientras en breve se espera la escogencia de otro posible, en este caso del PRSC. En política no se debe descartar nada, de manera que cualquiera de ellos puede ser electo Presidente de la República, salvo eventualidades de fuerza mayor sobre las cuales es mejor no pensar.

Sea quien fuera el escogido por el pueblo, en elecciones libres y limpias, lo cierto y verdadero es que encontrará un futuro crítico, debido a factores internos y externos relacionados con la economía. La crisis económica mundial, estrechamente vinculada a la especulación financiera, ha causado y seguirá causando serios problemas, sobre todo a los países pobres, cuyas respectivas poblaciones han comenzado a expresar su descontento en variadas formas: protestas pacíficas y violentas, pero protestas al fin, que uno no sabe en qué pararán. No valen los discursos: ninguno de los posibles Presidentes tiene una varita mágica para hacer frente a los grandes retos que tenemos, entre ellos principalmente crear una sociedad más justa, donde la distribución de la riqueza sea equitativa, sin exclusiones. Está claro que esa tarea no podrá emprenderla sola ningún Presidente, sino que tendrá que contar con el sacrificio de todos.

Sin embargo, ese es otro punto muy sensible, pues el pueblo siempre ha estado bajo permanentes sacrificios, ahora con el establecimiento de nuevos impuestos que hacen más gravosa su pesada farda.

Está también el problema de que el pueblo dominicano luce aletargado, pues los políticos lo han acostumbrado a un clientelismo fatal, expresado a través de perniciosas “nominillas” o con otros tipos de dádivas. Esto provoca el abultamiento de la nómina pública y fomenta la haraganería. Con esos ingredientes, será difícil eliminar de cuajo esas distorsiones económicas. Si un Presidente lo hace, es absolutamente seguro de que perderá gran parte de su apoyo popular, pues infortunadamente los beneficiarios de esas canonjías ignoran lo que significa la palabra sacrificio.

No es verdad, por más  promesas que hagan, que el Presidente que surja va a eliminar los impuestos, ni fortalecerá la educación con más recursos, pues si bien es cierto que tenemos muchos profesores, carecemos de verdaderos educadores.

El Presidente que surja tiene la responsabilidad de aplicar un verdadero plan de austeridad, que permita realizar obras de verdadero impacto social. Para poner un  ejemplo,  la construcción de viviendas económicas para personas de escasos recursos económicos. Con medidas de ese tipo estamos seguros de que se podrá enfrentar un futuro crítico con posibilidades de mejorar en un mediano o largo plazo.

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