Un gobierno de todos y para todos

Un gobierno de todos y para todos

POR RAFAEL TORIBIO
La profunda crisis en que se encuentra el país, que abarca los ámbitos económico, social, político y moral, reclama el apoyo y la colaboración de los distintos sectores de la sociedad para asegurar la gobernabilidad y para que el nuevo gobierno pueda enfrentar con éxito los graves problemas que afectan a toda la población, en especial a la de bajos ingresos.

En lo económico padecemos una drástica disminución en el poder adquisitivo y en la calidad de vida; en lo social una precariedad nunca vista de los servicios públicos que hace difícil el presente y muy incierto el futuro; en lo político la oposición tiene las mayorías en el Congreso y en los Ayuntamientos, que puede utilizar para estorbar y no para colaborar. Por otra parte, los fraudes bancarios, sus beneficiarios y las complicidades conocidas, evidencian un descalabro moral que afecta a gran parte del liderazgo nacional. A esto se suma que en las Cámaras Legislativas se conoce un proyecto de reajuste tributario para lograr recursos económicos con los cuales cubrir deficits, sin destinar nada a inversión social que promueva el desarrollo humano. Lo más probable es que, pese a los esfuerzos y a las buenas intenciones, en el corto plazo el nuevo gobierno no pueda satisfacer adecuadamente las expectativas y demandas de la población.

En una situación como la indicada normalmente se apela a la formación de un «gobierno de unidad nacional» que agrupe en torno al gobierno las mejores voluntades del país para que, en un esfuerzo mancomunado, se puedan superar las dificultades. Esta propuesta se formuló y el nuevo Presidente declaró que esa es su decisión. Conocemos por experiencias que frente a la carencia de un Acuerdo Nacional sobre lo que debe hacerse desde el gobierno, en ocasiones anteriores los gobiernos de unidad nacional han terminado en una invitación a algunos miembros de la oposición a compartir el poder, donde cada integrante utiliza el sector de poder puesto bajo su autoridad para beneficio de su proyecto político particular y de los miembros de su parcela política. Cuando el invitado no pertenece a algún partido político, muchas veces el cargo se utiliza entonces para proteger los intereses económicos del sector a que se pertenece.

Como la superación de la grave situación en la que nos encontramos no podrá lograrse sin el concurso de todos, y los antecedentes que tenemos no es en realidad de gobiernos de unidad nacional, conviene que seamos más creativos a fin de lograr la colaboración y apoyo de todos los sectores, bajo modalidades mas apropiadas. En ese sentido me arriesgaré a  formular las siguientes sugerencias.

En vez de gobierno de unidad nacional, como simple invitación a disfrutar del ejercicio del poder, preferiría que se hablara de una gobierno de amplia participación o de integración nacional porque lo que debe  buscarse es la colaboración y el apoyo de representantes de distintos sectores de la sociedad, que participando en diferentes ámbitos territoriales y sectoriales, aporten sus esfuerzos en la dirección acordada con el gobierno, después de un proceso deliberativo.

Que a falta de un acuerdo nacional sobre los problemas y prioridades, haya una clara indicación por parte del gobierno de su compromiso de preservar las conquistas en la democracia electoral, lograr mayores avances en la dimensión civil de la democracia, que tiene que ver con el fortalecimiento del Estado de Derecho y de la Justicia, y reducir el gran déficit existente respecto a la democracia social, que debe manifestarse en iniciar el crecimiento económico y transformarlo de inmediato en desarrollo. Como no se podrá lograr resultados a corto plazo, el gobierno debe enviar mensajes claros hacia donde es que caminaremos.

Una señal que puede indicar cual será el comportamiento con los demás es lo que se haga con los aliados. El cumplimiento de compromisos razonables con las fuerzas políticas que lo apoyaron puede ser un indicador positivo, en el entendido de que van al gobierno a trabajar por el país, no para beneficio de su parcela política particular. Otra buena señal sería que la capacidad y la honestidad sean condiciones indispensables para ser nombrado en un cargo público, tanto para los miembros del partido, como para los aliados.

Una forma de lograr la colaboración de distintos sectores puede lograrse si el nuevo gobierno asume la consulta como norma al momento de tomar grandes decisiones nacionales que nos afectan a todos. Esta consulta pudiera ser a través de la creación de un Consejo Económico y Social, o un organismo de consulta similar.. Colaboración parecida se obtendría si se formula una convocatoria a la sociedad civil para que potencialice y se integre a mecanismos existentes de participación, como son los cabildos abiertos, los presupuestos participativos en algunos Ayuntamientos y las Comisiones de auditoría social. Una alocución periódica del Presidente a la Nación para informar de los esfuerzos y las dificultades, también contribuiría a lograr apoyo y colaboración.

En un gobierno de unidad nacional participan los aliados políticos, algunas personalidades «independientes» y, a veces, algunos miembros de la oposición. En un gobierno de colaboración o integración nacional pueden participar todos, y no necesariamente desde un puesto en la administración pública.

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