Un gobierno insolvente

Un gobierno insolvente

La posición fiscal del gobierno dominicano está entre las débil de América Latina y todavía insiste en gastar, dizque para estimular la economía. Como la deuda pública representa 45% del PIB y el servicio de la deuda 24% de los ingresos totales del fisco para el 2010, el FMI ni nadie en su sano juicio prestaría al gobierno, porque se tiene claro que no puede seguir gastando ni endeudándose. No se trata de una opinión, es que aun en el hipotético caso de que el FMI le permita vender bonos por encima de los US$1,000 millones autorizados, el público no estaría en condiciones de adquirirlos, porque los impagos del gobierno son frecuentes, como ejemplo cabe citar el incumplimiento con el Banco Central, no le pagó RD$5,833.4 millones por intereses sobre los bonos de capitalización de los meses enero-mayo del presente año.

Con los recursos públicos el gobierno hizo fiestas en los primeros cinco meses del año y ahora no sabe cómo enfrentar el déficit. Ha caído en su propia trampa, porque sin acceso a nuevos préstamos y sin austeridad en el gasto público, la alternativa se reduce a más impuestos, precisamente lo que intenta el Ministro de Hacienda cuando anuncia la Cuarta Reforma Tributaria; comenzando con los combustibles pretende RD$10,500 millones adicionales. La crisis del presupuesto es un fracaso de la gestión, lo demuestra que en el 2009 cerró con un déficit de RD$58 mil millones después de haber tenido un balance favorable de RD$13,600 millones a junio de ese año. Si a junio del 2010 tiene un déficit de RD$37 mil millones, el acumulado a diciembre no descenderá de los RD$80 mil millones.

Lo anterior se conoce como el déficit de caja que no es el relevante, para el país y el  FMI lo importante es el “déficit por lo devengado”, es decir, el exceso de gastos sin mascarilla, igual a los préstamos netos más las cuentas por pagar que a mayo totalizaban RD$77 mil millones. Este es el verdadero déficit del gobierno, construido sobre una pirámide invertida de gastos incontrolables que ahora quiere financiar desviando ingresos de las familias y de las empresas.

La economía no anda por buen camino y el gobierno es el único culpable por incompetencia y corrupción, responsable de endeudar el país sin un crecimiento sólido. No hablo de estimaciones basadas en aproximaciones que se acomodan según la conveniencia política, me refiero al éxito productivo que surge cuando los empresarios gastan siguiendo expectativas de ganancias, para lo que se requieren incentivos. La respuesta del gobierno a empresarios y consumidores es lo contrario, nuevos impuestos, demostrando que carece de idea para sacar la economía del atolladero en que la tiene sumergida. Es evidente que el Presidente Fernández vino muy confuso de su reciente viaje a los Estados Unidos y Europa, porque del primer país debió aprender la lección de no aumentar impuestos, de Inglaterra la enseñanza de las “vacaciones fiscales” y de Alemania la conveniencia de los estímulos fiscales.

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