El gobierno que encabezará Luis Abinader nació sabiendo. Como un buen director de orquesta sinfónica, desde el comienzo hubo una división del trabajo que rindió y rendirá frutos excelentes para el país.
Mientras el Partido Revolucionario Moderno realizaba el trabajo de masas, el Comando de Campaña trabajaba con el pueblo y se fundó el Gabinete Presidencial, novedosa instancia política creada por el candidato.
En el Gabinete Presidencial se trabajó intensamente en los datos que revelaron la realidad de la situación nacional, muy diferente a la que machaconamente han presentado los voceros mentirosos del gobierno.
Allí se crearon las propuestas de políticas públicas que permitirán que el gobierno de Luis nazca sabiendo, con el pan debajo de los brazos, en lo que a planes uy proyectos se refiere.
Desde antes del primer día, el hoy Presidente Electo tiene en sus manos un verdadero plan de acción que muestra, sin lugar a dudas, que el grupo que va al poder sabe lo que quiere, cómo se consigue, cómo hacerlo, qué instrumentos emplear, dónde encontrar los recursos para echar a caminar la rueda que nos conducirá a un mejor país, pero para todos.
Ninguna tecla ha dejado de ser afinada, el piano espera que sus ejecutantes realicen sus más exquisitas interpretaciones.
Luis va al gobierno, a partir de este agosto 16, con todo el conocimiento de la realidad nacional y con los mecanismos y personal idóneos para realizar los cambios prometidos.
Todos los recursos del Estado serán escrupulosamente empleados para el beneficio de los gobernados, habrá una vigilancia permanente, exigente, que escrutará el destino de cada uno de los pesos de los fondos del Presupuesto. Cero desviaciones de fondos públicos. Cero ocultaciones de las operaciones del gobierno, las cuales serán transparentes, como las aguas cristalinas de los ríos.
El gobierno del Presidente Luis Abinader, representará un antes y un después en la política y en la historia nacional, debido a la voluntad del electorado que favoreció su partido y su candidatura con una mayoría clara, definitiva, que no dio oportunidad al derecho al pataleo.
La decisión nacional estaba encaminada en una sola dirección, contra vientos y mareas, contra dádivas deshonrosas que la sabiduría popular tomó, para burlarse de los engreídos miembros del gobierno y del Partido de la Liberación Dominicana.
Había llegado la hora de pasar balance a los atropellos físicos, contra los fondos públicos, contra el dispendio de los dineros del Estado en sueldos de lujo a personas que no trabajaban, contra los abusos que permitía la mayoría congresional, contra los intentos de acotejar la Constitución de la República para facilitar la permanencia vitalicia de un Presidente de la República.
El gobierno de Luis nació sabiendo porque sólo gobernará lo que permite la Constitución, porque llega al poder a servir, no a servirse.
Llegó la hora de la verdad, a cumplir con las promesas de campaña.