Un gran desafío

<p>Un gran desafío</p>

El Gobierno del Presidente Leonel Fernández tiene ante sí el desafío de concebir para el año 2007 un presupuesto austero, como lo impone la rectificación fiscal, pero al mismo mantener o mejorar los programas de asistencia social y evitar un deterioro grave de las condiciones de vida de los dominicanos, como impone el hecho de que se trata de un año preelectoral de gran efervescencia política.

El criterio con el que fue concebido el proyecto de rectificación fiscal da una clara señal de que el Gobierno trata por todos los medios de evitar un deterioro de su popularidad y aceptación, aunque no ha logrado avances significativos en atenuar las asperezas de sus relaciones con un sector empresarial que cree innecesaria la reforma.

Un aspecto que complica el desafío al que está enfrentado el Gobierno es de carácter político y, aunque no lo parezca, tiene más que ver con la agitación que mantienen en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) las tendencias que apuestan al continuismo por un lado, y por el otro a la alternabilidad.

Los efectos de la reforma fiscal sobre el Presupuesto del 2007 estarán proyectados hacia segmentos sociales de economía holgada, pero del mismo modo que el Gobierno no ha sido capaz de contener la especulación con los precios antes de estar vigente la reforma, tampoco estaría en condiciones de que una parte considerable de esos efectos sea transferida hacia las clases más necesitadas cuando la misma sea aprobada, con un alto costo en popularidad.

-II-

No hay duda de que esta vez más que en cualquier época, el Gobierno parece forzado a concebir el Presupuesto de la nación no sólo con el sentido económico social que le es consustancial por naturaleza, sino también con criterios políticos que le permitan hacer manejable la estrategia electoral para los fines de la eventual repostulación del Presidente Leonel Fernández.

El Gobierno, y fundamentalmente el sector reeleccionista del mismo, no parece en condiciones de concebir un Presupuesto cuyas limitaciones carezcan de capital político para los opuestos a la reelección dentro del partido en el poder, y para la oposición representada por los demás partidos no aliados.

Los impuestos aplicados a los combustibles y otros que influirán en los costos de los vehículos de motor contenidos en ese proyecto de reforma dejarán sentir sus efectos sobre las condiciones de vida de mucha gente y es inevitable que sus efectos se desparramen hacia la base del abanico social, en términos de costo de la canasta familiar.

El solo hecho de hablar de la necesidad de una reforma fiscal ya ha disparado injustificadamente los precios de múltiples bienes y servicios y el Gobierno no ha podido revertir esa imposición. ¿Cómo se las arreglará para impedir severas distorsiones en la capacidad adquisitiva de la gente cuando entre en vigencia la rectificación fiscal?

El año 2007 será de definición de las ofertas electorales y estrategias para tratar de conquistar el voto de las mayorías en  las elecciones presidenciales del 2008.

Por esa razón, el del 2007 será un Presupuesto con un alto contenido político mediante el cual el Gobierno tratará de mantener en alto sus bonos de popularidad. Ese, sin duda, es un gran desafío.

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