Un gran manager es clave para ganar en GL

Un gran manager es clave para ganar en GL

ENRIQUE ROJAS ESPNDeportes
ORLANDO.
   La última vez que las Grandes Ligas tuvieron una postemporada sin los Yankees de Nueva York, Alex Rodríguez fue la primera selección del sorteo universitario, Barry Bonds debutó con los Gigantes de San Francisco, Colorado y Florida se estrenaron como franquicias y un equipo con sede fuera de Estados Unidos (Toronto) fue campeón por segundo año consecutivo.

Nos acostumbramos tanto a ver a los Yankees en la postemporada desde 1993 que hasta llegamos a pensar que tenían un puesto garantizado sin importar su récord de la temporada regular. La soberbia, alimentada por esa seguidilla de clasificación a la postemporada, parió la infame percepción de que «los Yankees son tan buenos que no necesitan un mánager. Hasta un inepto e ignorante en asuntos de béisbol puede llevar a Nueva York a la postemporada».

En cuestión de días los súper poderosos, ricos y autosuficientes Yankees recibirán su baja oficial como pretendientes al campeonato de la Serie Mundial. Eso significa una factura en cero por concepto de consumo de energía eléctrica para el mes de octubre, lo que sería buena noticia para cualquiera en Estados Unidos, pero no para un equipo de Grandes Ligas.

¡Oh ironía de la vida! El terrible acontecimiento sucederá nada más y nada menos que en el año de despedida del Yankee Stadium, «la casa de campeones» que ha sido escenario de 37 ediciones de la Serie Mundial.

Y el trago más amargo para la familia Steinbrenner (desde el jefe George, a los jefecitos Hank y Stan al resto del clan) la descalificación de los Yankees llega justamente en la primera temporada sin Joe Torre de mánager. Por supuesto, esa prepotente forma de analizar el desempeño de un dirigente no solamente fue una bofetada a un futuro miembro de Cooperstown, sino una burla.

Gran dirigente

Torre fue tan exitoso desde que asumió como capataz de los Yankees, alcanzando cinco veces la Serie Mundial en seis años y ganando 4 títulos, que los directivos y aficionados  se embriagaron de triunfo y por supuesto, como le sucede a todos los borrachos, perdieron la perspectiva de las cosas.De repente, haber llegado a la Serie Mundial en el 2001 y 2003 y clasificar a los Yankees a la postemporada en cada una de sus 12 temporadas dejó de ser un logro.

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