Un gran negocio

Un gran negocio

Ser un miembro de las Fuerzas Armadas de rango bajo o  ser un médico trabajando en cualquiera de nuestros hospitales, significa no contar con un salario que permita vivir la vida de manera digna en un país donde el costo de la vida es cada vez más elevado.

Lo mismo se podría decir de una gran cantidad de obreros, empleados y trabajadores a lo largo y ancho de toda la nación.

Aquí el salario mínimo es uno de miseria.

Uno ni sabe cómo es que se las arreglan todos esos ciudadanos para poder mantener a sus familias como Dios manda.

¿Cómo se compra y se paga con tan poco dinero la canasta familiar, la medicina, la ropa, los libros, la vivienda, el transporte y la educación, entre otras cosas necesarias?

Pero mientras esto ocurre, hay una clase trabajadora dentro del Estado dominicano que nada tiene que envidiar a los señores de las cortes imperiales de países muy ricos y poderosos.

En República Dominicana un policía vive diariamente con menos de RD$200.  Y un señor médico debe arreglárselas con menos de 30 mil al mes. ¿ Y qué decir de nuestros maestros?

Sin embargo, como contraparte a esta triste realidad, tenemos funcionarios y miembros parlamentarios que van desde muchos cientos de miles hasta los casi dos millones de pesos mensuales. En algunas instituciones del Estado los hay que ganan un sueldo que multiplica hasta 119 veces el salario mínimo de un obrero,   100 veces el  de un maestro de escuela y 25  el de un médico asistente.

¿Cuáles son los parámetros lógicos usados para esta realidad tan odiosa?

A la conclusión que se llega es que definitivamente muchos siguen mirando al Estado como el medio idóneo para lograr grandes y jugosos beneficios.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas