Un gran proyecto pobremente defendido

Un gran proyecto pobremente defendido

En una ocasión se acercan los discípulos de Charlles Spurgeon y le cuestionan: “maestro, ¿por qué la gente cree en los discípulos del maestro del frente si éstos predican mentira y no en nosotros que predicamos la verdad?” A lo que el influyente predicador británico respondió: “La gente le cree a ellos porque ellos predican la mentira como si fuera verdad, mientras que ustedes predican la verdad como si fuera mentira”.
Guardando las seculares diferencias, algo similar está ocurriendo con el complejo energético Punta Catalina, pues a pesar de ser un gran proyecto, es víctima de una miserable pobre defensa por parte de quienes desde el gobierno están llamados a exponer el positivo impacto socio-económico de esas plantas. Más triste se torna el escenario cuando notamos que los ataques dirigidos a denostar esta iniciativa eléctrica se encuentran repletos de débiles argumentos típicos de neófitos en la materia y por tanto, desmontables fácilmente.
Para una defensa efectiva de este proyecto, se necesita la implementación de una estrategia comunicacional donde los interlocutores sean portadores de las condiciones planteadas por Aristóteles para persuadir, a decir: logos, ethos y pathos. No dudo que en la actual administración haya personas que reúnan esos atributos aristotélicos, pero para los fines que mueven estas líneas, aún no aparecen.
Por ejemplo, ¿Cómo podría el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo defender las plantas de Punta Catalina mostrando su futuro impacto a las finanzas públicas si en su momento, claro está, antes de estar en el gabinete, cuestionó el proyecto? ¿Podría el ministro de Industria y Comercio defender una iniciativa empresarial estatal siendo él, al igual que el ministro de Energía y Minas, promotor del desmembramiento de las empresas del Estado dominicano? Como respondería el apóstol Pablo “de ninguna manera”.

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