El gran reto que tiene por delante Danilo Medina es el de convencer a la sociedad de que los sacrificios que implica la proyectada Reforma, podría valer la pena, pues aunque mucha gente confía en sus planteamientos y buenas intenciones, hay sectores en los que igualmente se anida el escepticismo.
Ello así, porque a medida que se han introducido leyes y reformas, han aumentado las acciones que las violentan y se ha ensanchado la brecha social. Tratando de aparentar que avanzamos, renovando y ampliando estructuras legales, se han escondido realidades que nos han conducido al estancamiento o retroceso.
Nunca habíamos tenido tantas reformas, como tampoco tantas violaciones, corrupción y diferencias sociales, lo que indica que no por muchas reformas se logra cambiar positivamente la situación del país, ni mucho menos las conductas, sobre todo de las cúpulas que controlan las estructuras del poder político, social y económico.
Además de pobreza, crecieron el desorden y las violaciones, la corrupción y el tráfico de drogas, criminalidad y lavado, muchas de ellas amparadas precisamente en algunas de las reglamentaciones y por parte de los encargados de aplicarlas.
Pero eso no solo sucede en el ámbito gubernamental o del Estado, sino que igual ocurre en el sector privado y en los partidos que se supone son organizaciones fundamentales para el funcionamiento de la democracia institucional, ya que viven dando muestras de que no bastan leyes y reglamentos, sino voluntades dirigenciales y conductas éticas y morales.
Porque mientras se pretenda modificar algunas reglas, pero manteniendo vigentes las mismas estructuras y actitudes viciadas de siempre, así como los responsables de aplicarlas, no son pocos los que dudan que las cosas puedan cambiar positivamente.
Ahora que surge interés de parte del gobierno, sectores empresariales, sindicales, políticos y de la sociedad civil sobre lo que se denomina una Reforma Integral, resulta interesante y positivo meditar, si las medicinas servirán para curar las sábanas o los enfermos.
El reto del Presidente Medina es grande, pues si junto a sus propuestas no crea mecanismos, que además de castigar hagan cambiar las actitudes y las conductas de los responsables de aplicarlas de manera convincente, muchos podrían abandonar la ingenuidad y pensar que sucederá como con las demás reformas, pues la pobreza, el desorden, la corrupción y las injusticia nadie puede afirmar que se han eliminado o siquiera disminuido.
El Presidente tiene que demostrarle a la nación la necesidad de su propuesta, así como que habrá transparencia total, con hombres y mujeres con autoridad moral, calidad humana y sensibilidad social. De lo contrario podría correr el riesgo de que la gente piense que se trata de lo de siempre, mayores sacrificios para que todo continúe igual.
Todo el mundo sospechaba la gravedad de la situación económica aunque se disimulara, por lo que con la debida cautela para evitar conflictos internos mayores, Danilo tiene la oportunidad de convencer a la gente. Sincerando la situación fiscal y con acciones tan claras que despeje las dudas.