No quiero imaginar lo que viven las familias de muchas personas

Cuando se “especuló” en torno al aumento del pan mucha gente se quejó. Yo no entendía la dimensión real que ese aumento tenía hasta que escuché una conversación en el comedor: “Piensa en una mujer pobre con cuatro muchachos y tiene que resolver una comida con RD$100; si le aumentan el pan, ¿qué hace?”.

Para muchos el pan es la solución fácil y “barata” para allantar el hambre. Por eso resulta escandaloso pensar en que se quiera aumentar y mucho más si se trata de doblar el precio.
Todos hemos visto cómo la comida ha ido en aumento. Al principio pensaba que eran cosas mías, pero ya me di cuenta que no: por más que me intente medir, gasto más de lo que tenía previsto.

Ida tras ida al supermercado las fundas se reducen y yo, aunque busco comer menos, ya no sé dónde cortar. ¿Será buscar un chef que me haga un menú más acorde con la economía?
Sé que la pandemia ha complicado las cosas para todos e, incluso, no me imagino cómo están viviendo los que no tienen ingresos fijos. Sin embargo, no sé cómo vamos a seguir aguantando los aumentos de los servicios, los combustibles, la comida… ¡ya no solo la pandemia -y el preocupante aumento de los casos- nos está trancando!

El Gobierno, sin embargo, parece no imnutarse: viviendo bajo la bandera del cambio, anda enfrascado en todo tipo de proyectos menos en responder a las necesidades más básicas de una clase media que está olvidada. Este es el grito de alguien que está en una posición mucho más cómoda que muchos, pero ve con preocupación lo que puede llegar. ¿Hasta dónde cortaré la sábana?

Con todo en claro aumento no sé cuánto aguantará la gente en calma, ¿hasta dónde vamos a recortar?