Un grupo de 36 migrantes haitianos, 18 hombres, 9 mujeres y 9 niños, arribó a Jamaica, en lo que fue el segundo desembarque de migrantes de estos caribeños al país en los últimos dos meses, informó este domingo la prensa jamaiquina.

Los indocumentados llegaron en una embarcación de 6 metros de eslora a la costa de Long Bay, en Portland, en el noreste de Jamaica, en la mañana del sábado.

Estos fueron avistados por residentes de la zona, que los encontraron deshidratados, hambrientos y algunos pareciendo enfermos.

La Policía confirmó que algunos de los haitianos están siendo atendidos por profesionales sanitarios para confirmar si están infectados con malaria o alguna otra enfermedad contagiada por mosquitos.

De acuerdo con las autoridades, el grupo partió de Haití el pasado 26 de agosto con intención de llegar a Miami (Florida, EE.UU.).

Este es el desembarco de haitianos en Jamaica más reciente desde que el 10 de julio pasado 29 adultos y 8 menores llegaron a la costa de Boston, en el norte del territorio.

Los adultos fueron acusados por entrar ilegalmente al país, por lo que fueron amenazados con ser deportes hasta que lograron solicitar asilo.

Haití atraviesa una crisis sin precedentes desde el magnicidio el 7 de julio de 2021 del entonces presidente Jovenel Moise, que fue acribillado a tiros por un comando con armas y equipo militar que irrumpió en su residencia a las afueras de Puerto Príncipe, y que también hirió de gravedad a su esposa, Marine Moise.

Las bandas cobran cada vez más poder en Haití y controlan la mayor parte de Puerto Príncipe y sus alrededores, sembrando el terror mediante robos, asesinatos, violaciones y quema de viviendas.

En el país más pobre de América, cerca del 50 % de la población sufre inseguridad alimentaria y la mitad de sus algo más de 11 millones de habitantes vive en la pobreza.

La zona metropolitana, que concentra al menos una cuarta parte de la población y alberga un gran número de centros educativos, está controlada en un 80 % por los grupos armados que siembran el terror día y noche ante la indiferencia de las autoridades.

De hecho, algunas de las bandas utilizan muchas escuelas como base o como zonas estratégicas para enfrentarse a bandas enemigas.